Queja irracional
Por Claudia Cruz
A veces después de tanto quejarnos de nuestra vida, cuando tenemos la sensibilidad de reconocer lo que es un dolor real y no tonterías a través de lo que observamos en los demás y nos damos cuenta que a pesar de todo tienen una fe inquebrantable, lo único que nos resta por hacer es avergonzarnos de nuestro proceder y ocuparnos de trabajar en nuestro interior, para valorar desde el fondo de nuestro corazón quienes somos y lo que tenemos motivándonos así para generar en nosotros esta fe que fortalece y empodera, que tanta falta nos hace para quejarnos menos y agradecer más.