Cuento: “Qué Bueno”

Por Claudia Cruz

Claudia Cruz “La mujer que escribe desde el corazón”

Había una vez un chofer llamado Alfonso llevaba mercancía en un camión de carga destinada a un pueblo lejano, en el camino pensaba que su vida no era la que él esperaba, su trabajo era duro y solitario, pero del dinero que ganaba dependía el sustento de su familia, tenía dos hijos que estudiaban y su esposa.

En su camino un hombre llamado Ramón le pidió que lo llevara al siguiente poblado, el hombre se había perdido y caído en una zanja por lo que olía mal, sin embargo Alfonso lo subió a su camión.

El hombre resulto muy conversador, Alfonso al principio solo esperaba llegar lo más pronto posible al siguiente pueblo para bajarlo, porque el olor de aquel hombre era muy penetrante, sin embargo decidió que después de todo su camino era largo y le vendría bien platicar y empezó a ponerle atención justo cuando el hombre decía que conocía a Don Fernando y era su gran amigo, entonces Alfonso se dio cuenta que había tenido mucha suerte, porque si este hombre le presentaba a Don Fernando su mercancía podría venderla en un pueblo más cercano y a ese acuerdo llego con Ramón así que esto iba a ocurrir muy pronto, entonces se despidió de su copiloto muy contento incluso pensando que después de todo el hombre no olía tan mal.

Alfonso continuo su camino, cuando había pasado apenas unos kilómetros se le poncho una llanta, inmediatamente se puso furioso porque recordó que no llevaba llanta de refacción, en ese momento empezó a llover como diluvio y ya era tarde , así que se resguardo en su camión de inmediato , de pronto unas personas le tocaron el vidrio de su camión pidiéndole ayuda, le explicaron que la lluvia inesperada había provocado que se volteara su camión y que afortunadamente a ellos no les había pasado nada , pero que de haber llevado el camión con carga hubiera sido una verdadera tragedia . Alfonso los subió al camión porque la lluvia era terrible, al cabo de unas horas los dos hombres bajaron y localizaron a su patrón unos kilómetros más a delante para que fuera por el camión y de paso le consiguieron una llanta de refacción a su protector,

como supondrán todo se resolvió y Alfonso continuo su camino, pero esta vez lo que pensaba era muy distinto.

¡Qué suerte! “qué bueno” que me encontré a Ramón y “qué bueno” que no pude avanzar más en mi camino cuando cayó la fuerte lluvia, porque mi camión si tenía carga.

La lección es que: en la vida si las cosas resultan “qué bueno” tuvimos un acierto, sino resultan también “qué bueno”, porque crecemos y así avanzamos en nuestro camino.

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