Rodolfo Neri Vela a 30 años de su misión en el espacio
Por Alejandro Montaño Barbosa
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. (Agencia Informativa Conacyt).- 26 de noviembre de 1985, Cabo Kennedy, Florida. 7:29 p. m. Después del conteo regresivo, inicia la misión STS-61-B, el segundo vuelo espacial del transbordador Atlantis, de la NASA (National Aeronautics and Space Administration, Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos).
En su interior van tres satélites, incluido el mexicano Morelos II. También, entre la tripulación, se encuentra el especialista de carga Rodolfo Neri Vela, primer astronauta mexicano.
El 3 de diciembre, luego de alcanzar una altitud de 447 kilómetros sobre la estratósfera, recorrer cerca de cuatro mil 600 kilómetros y realizar 109 órbitas a la Tierra (una cada 90 minutos), el Atlantis aterrizó en la Base Edwards, en California. La misión fue completada en seis días 21:04’49’’.
Ayer y hoy
Neri Vela comparte sus experiencias con la Agencia Informativa Conacyt, durante su visita a San Cristóbal de Las Casas, donde presentó su conferencia magistral México en el espacio y la exploración del cosmos, como acto inaugural de la Expo Ingenio El Espacio, organizada por Germinalia A.C. y El Ingenio, centro de aprendizaje y desarrollo de la creatividad.
A pocos días de que se cumplan 30 años de su histórico vuelo, el astronauta rememora: “Luego de mi viaje espacial, regresé a México y realicé una serie de conferencias en todos los estados de la república. He recorrido varias veces el país, pero esta es la primera vez que vengo a San Cristóbal, era uno de mis lugares pendientes”.
El astronauta relata acerca de sus tareas a bordo del Atlantis: tomar una serie de fotografías de alta resolución del territorio mexicano, como nunca antes se habían tomado, y que hoy en día permiten medir el grado de deterioro ambiental provocado por el cambio climático y la actividad humana. Se encargó también de supervisar el funcionamiento de varios sistemas y dispositivos mecánicos, que más adelante permitirían el ensamblaje de los módulos de la futura Estación Espacial Internacional, así como realizar varios experimentos diseñados por científicos mexicanos sobre crecimiento de plantas en condiciones de microgravedad, como el muy mexicano amaranto.
“¡Ah, pero eso sí!, yo les dije a los de control de vuelo de la misión: ‘yo no voy al espacio si no llevo mis tortillas'”, comenta entre risas. Desde entonces, la tortilla es uno de los alimentos más populares en la dieta de los astronautas porque, a diferencia del pan, no se desmorona y no suelta migajas microscópicas que puedan colarse por los sistemas de ventilación y los delicados circuitos del instrumental de las naves espaciales.
Durante su plática, respondió muchas preguntas de niñas y niños, jóvenes y adultos, como: qué se siente estar en el espacio, los cambios físicos y emocionales en gravedad cero, lo que se siente ver el mundo desde afuera, al despegar y aterrizar, qué cosas fue a hacer al espacio, qué se siente ser un héroe de carne y hueso… Preguntas que, sin duda, le han hecho infinidad de veces, en numerosos foros, pero que responde siempre con una sonrisa, como si fuera la primera vez que se las hacen. También hizo un recuento de los viajes espaciales hasta el momento, y cuál es el futuro de la carrera espacial.
“En cerca de 200 misiones espaciales que se han lanzado, tanto del programa ruso como del estadounidense, cerca de 600 astronautas de distintas nacionalidades hemos viajado al espacio, unos 550 hombres y cerca de 50 mujeres. Una de ellas (Mary L. Cleave) viajó conmigo… En los próximos días, tendremos una reunión de los siete astronautas y miembros del equipo en Tierra, para celebrar el 30 aniversario de la misión, estamos muy emocionados”.
En 2011, Neri Vela se retiró como catedrático de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el mismo año en el cual concluyó el programa de orbitadores de la NASA, “nos jubilaron al mismo tiempo” afirma, con buen humor. Pero su labor como divulgador de la ciencia no ha concluido.
No hay fama que dure 30 años
Entre otras muchas actividades, Neri Vela condujo durante varios años el programa de televisión de divulgación científica Cambio, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
A pesar de la gran fama de la cual gozó por años, y que su imagen, enfundado en su emblemático traje azul cielo, fue por mucho tiempo una de las estampas más reproducidas y reconocidas, no hay fama que dure 30 años… ni astronauta que lo soporte: “Sí, fui al espacio… ¿y qué? La experiencia espacial me permitió ver el mundo con otra mirada. Alguna vez platiqué con Buzz Aldrin (el segundo astronauta en pisar la luna) y comentamos acerca de cómo la fama de pronto se esfuma, y lo duro que puede ser eso. Actualmente puedo salir a la calle y ya nadie me reconoce, las nuevas generaciones ni siquiera saben que hubo un astronauta mexicano”.
La experiencia espacial quedó atrás y para el ingeniero llegó el momento de plantearse qué sigue hacia el futuro, cómo quiere vivir los últimos años de su vida.
“Estoy en un momento de reencuentro conmigo mismo, como ser humano. Ha sido un gran orgullo representar a mi país en numerosos foros, por supuesto que quisiera que existieran más científicos y, por qué no, más astronautas mexicanos, no ha sido sencillo mantenerse como el único mexicano en el espacio”.
Neri Vela es consciente de la enorme influencia que ha significado para una gran cantidad de personas, que su ejemplo e influencia sirvieron para que niñas, niños y jóvenes decidieran estudiar alguna carrera científica; esto implica un enorme orgullo y una gran responsabilidad. Por eso ha retomado el camino de las presentaciones y conferencias magistrales en todo el país. También decidió hace un par de años abrir su página web oficial, donde pueden verse fotografías y documentales sobre su viaje espacial y materiales de divulgación nuevos; asimismo tiene planes para reeditar sus libros de divulgación científica, entre otras actividades.
Acerca de su labor como divulgador, Neri Vela sostiene: “Es necesaria una labor más intensa de divulgación científica, no solo del espacio. Muchos investigadores no quieren difundir sus conocimientos, dicen que ‘no tienen tiempo para hablar con chavitos’, aunque sí hay que reconocer el esfuerzo de investigadores e investigadoras jóvenes, y uno que otro de mi edad”.
Asegura que es necesario que la población tenga acceso a una educación científica de calidad, que los maestros se capaciten mejor para hacer realidad la apropiación social de la ciencia.
Rodolfo Neri Vela seguirá siendo, al menos durante algún tiempo, el único astronauta mexicano que ha ido al espacio. Las condiciones que permitieron que fuera elegido entre más de 10 mil aspirantes, difícilmente se repetirán, pero la labor de divulgación que realizan día con día hombres y mujeres de ciencia como él, para que más jóvenes se apasionen, se interesen en la ciencia y estudien alguna disciplina científica, puede llevarlos muy alto, porque no es necesario salir al espacio para volar.