Rafael Loret de Mola – Viva la Democracia
- ¡Viva la Democracia!
- Gobernadores a Juicio
- Discusión sobre Puñal
Por Rafael Loret de Mola
¿Observaron qué “varonil” se mostró Emilio Chuayyfet Chemor al alzar dedo y voz para insistir, como meteorólogo, que “llueve o truene” se evaluará a los maestros? Ojalá se comenzará por examinar al propio titular de la Secretaría de Educación Pública como cuando, en las colectas de la Cruz Roja y las campañas de vacunación, son los funcionarios quienes muestran primero los brazos para tomarse la foto, sonriendo, aunque tiemblen por dentro como niños (as) caprichosos.
Y no es que estemos en contra de una mayor supervisión a la calidad de la educación en México –tengo motivos para creer que es de más alto nivel de lo que creen muchos, por ejemplo comparándola con el pésimo método español-, necesaria diría para arrojar a los parásitos hacia otras actividades en donde puedan hallarse más a gusto sin detrimento de los alumnos convertidos en rehenes de la mediocridad, sino del trato dispensado a cuantos protestan no sólo contra las evaluaciones sino también con respecto a los escasos apoyos recibidos para el mantenimiento de las escuelas públicas –el sesenta de ellas en estado de desastre-, y el mal cuidado de los programas y calendarios escolares, como el actual en el que de plano casi se deja sin vacaciones a los chavales arguyendo que así serán más productivos en el futuro; una soberana estupidez, hija del complejo de Chauyffet, así lo llamaremos, quien seguramente tuvo una infancia atormentada por la entonces segregación de cuantos mostraban tendencias diferentes a las de los demás escolapios.
Acaso por venganza y complejo, con torpeza inaudita y sin consensos de ninguna clase, se extienden los días de escuela, para beneplácito de las escuelas particulares que aumentan sus colegiaturas un mes más, sin perderse ninguno como en los viejos tiempos de la “decencia” –no la docencia manipuladora-, perturbando a los chicos cuyas expectativas de descanso disminuyen de modo tal que parecen estar bastante más presos que los delincuentes, como elba esther, quien podrá jugar dominó o conquián mientras alguna servidora doméstica le soba los maltratados pies. La aristocracia en toda la extensión de la palabra.
Lo de la señora gordillo morales, bautizada por este columnista como “la novia de Chucky” –dicho esto para que los aventureros del periodismo no saluden con sombrero ajeno-, es derivación del primer pacto espectacular para asegurar la mayoría absoluta del PRI y sus corifeos, el Verde y el PANAL, ambos de cunas execrables, en la próxima Cámara de Diputados, esto es a partir del primero de septiembre cuando el señor peña, si lo dejan entrar, rinda su tercer informe de labores algo que es, en sí, un desafío dada la escasez de actividades de un hombre enfermo y atemorizado.
¿Cuándo terminarán con la parodia?
Veamos. El Partido Alianza Nacional (PANAL), como si se tratara de convocar a las abejas labradoras por una Reina intolerante y exigente para distribuir los bienes de todas aguijoneando al erario público hasta exprimirlo, nació precisamente del capricho histérico de la señora gordillo quien, furiosa porque se impuso a Roberto Madrazo como candidato del PRI en 2006, urdió la maniobra para traicionar a su partido, siendo ella la secretaria general del mismo, y boicotear desde dentro y fuera la empobrecida campaña del tabasqueño quien nunca pudo convertirse en líder nacional a diferencia de su adversario, lo fue entonces, Andrés Manuel.
La falaz profesora, quien jamás revela el nombre de la Normal en donde debió cursar los estudios correspondientes al magisterio acaso porque sencillamente no cumplió con el requisito, fue impulsada por la dupla salinas-Camacho –el segundo fallecido en este mismo mes-, para apoderarse de la dirigencia del gremio magisterial y no soltarla hasta la llegada del peñismo quien cobró así las deslealtades y las advertencias soterradas con las que pretendió medir al vengativo mexiquense. Y en uno de los pocos momentos en los que peña decidió actuar como presidente, con todo y sus rasgos autoritarios, mandó a elba esther a la prisión cuando más fuerte se sentía “la guerrera” vociferando amenazas por doquier tratando de estremecer las estructuras del poder a golpes de chillidos agudísimos. Mal le salió el experimento esta vez porque no encontró ninguna mano amigo que le condujera a la negociación.
Digo, hasta ahora. Porque resulta, como ya sabemos todos, que los diez diputados surgidos del PANAL, amén de los cuarenta y uno del Verde –un número emblemático que surgió del travestismo de Ignacio de la Torre y Mier, el yerno de Don Porfirio, quien fue resguardado por la tropa luego de una redada en una mansión rebosante de personajes de esta inclinación entonces estigmatizada en la que fueron aprehendidos 41 sujetos pero sólo 40 llegaron a comisaría porque De la Torre fue liberado tras bambalinas-, harán las veces de acompañadores de la bancada priísta para realizar el milagro de la mayoría absoluta para asimilar cuantas órdenes lleguen de Los Pinos, no necesariamente del señor peña bastante acotado.
Si la campaña política estuvo marcada por el racismo del árbitro electoral y la jornada comicial se caracterizó por las marrullerías de siempre ampliadas con los laboratorios modernizados para la alquimia, el primer pacto poselectoral, a la vista de la próxima Legislatura, es verdaderamente execrable. Conjuga la torpeza de los operadores del priísmo, acaso para simular una alianza que es en realidad una vendetta entre mafias, con la ansiedad ambiciosa de los “verdes” y los “panalistas” dispuestos a vender una honra que ya no tienen y una avidez que los envuelve, al mejor postor, es decir al partido en el gobierno. Da pena ajena el nivel alcanzado por la política de las bastardías.
Por eso, claro, el señor Chuayffet trató de mostrarse como “hombrecito”, a sabiendas del engaño endiablado con el cual se pretendió amortiguar las protestas de los mentores agraviados durante las elecciones, pretendiendo que creyeran en el cuento de la suspensión de las evaluaciones; finalmente, los sublevados no creyeron y actuaron limitadamente –más bien antes que durante la jornada electoral-, con el ejército apuntándoles al corazón por aquello de la defensa de los derechos de la ciudadanía. ¿Derecho o deber? Dicen que las dos cosas cuando no pueden contestar, en serio, la interrogante. Pues bien, se trata de un derecho de la ciudadanía porque la obligatoriedad surge prohibiciones específicas siguiendo la regla de oro: “el ciudadano puede hacer todo cuanto no le está prohibido a diferencia de los funcionarios quienes sólo pueden ejecutar cuánto les está permitido y ordenado”. ¿O no es así?
Nuestra democracia, por desgracia, no está colgada con alfileres sino son éstos los que, cual si se tratara de una acupuntura que no deja espacios libres en el cuerpo de la República, atormentan perenemente a los electores hasta convertirse en aceros más rudos, armas devastadoras contra la gran conciencia nacional. En esta circunstancia nos encontramos por desgracia mientras desfilan, uno a uno, quienes se marchan con las manos rebosantes de oro y vacías de realizaciones. Sin juicio, sin seguimiento alguno, sin el menor decoro.
¡Viva la democracia!, viene escuchándose desde la victoria de la Revolución Francesa que se deslizó entre la sangre arrojada por la Guillotina. No olviden esta tremenda lección de la historia los aristócratas de nuestros días quienes no saben, ni pueden medir los niveles de rencor actuales entre una sociedad cansada de engaños, manipulaciones y fraudes, como el del domingo 7 pasado cuando tanto se calló y poco se difundió acerca de los abusos extremos de una clase política más próxima a las alianzas que al servicio de los intereses generales.
No, no hay democracia en México sino una combinación terriblemente artera entre el presidencialismo y la partidocracia; le sacan a la “soberanía popular”, en la praxis, cientos de cabezas. Pero esto podrá revertirse en cuanto cada quien asuma su deber cívico y señale y fustigue a los grandes predadores.
Debate
Ni uno solo de los gobernadores que se van está limpio. Ni uno solo y puedo corroborarlo. Los peores, sin duda, son los norteños: el de Sonora, el panista explotador, Guillermo Padrés Elías, y el de Nuevo León, el priísta gregario, Rodrigo Medina de la Cruz quien posibilitó que su padre, Humberto Medina Ainslie, multiplicara sus haberes con el dinero sucio que le llevó a “limpiarlo” comprando inmuebles sin el menor rubor; sólo así pudo Rodrigo “gobernar”, ya no desde San Antonio, Texas, como en un principio, sino en el rellano del Palacio de Gobierno.
Lo de Padrés llega a niveles de escándalo extremo: se enriqueció sin pudor y sin éste arrebató el agua a los agricultores para construirse una presa particular; además, está señalado por perseguir villanamente a su ama de llaves, acusándola de haberse robado un maletín con dólares y joyas de elevado monto –muy propio de un mandatario ladrón compulsivo-, Gisela Peraza, y enviarla a la prisión ordenando que se le golpeara y torturara para silenciarla. Una villanía que parece una historia de le edad media y está sucediendo, ahora mismo, en la tierra de Manlio Fabio Beltrones y su candidata Claudia Pavlovich Arellano. Vamos a ver si tienen arrestos para perseguir al nauseabundo sujeto quien, además, fue beneficiario del drama de la guardería de Hermosillo, al ganar unos comicios por los votos de castigo evidentes, sin jamás haber dado paso alguno para perseguir a los responsables: desde Margarita Zavala, quien gestionó la concesión de la misma, hasta los socios encabezados por la prima hermana de la primera, Altagracia Gómez del Campo, sin olvidar al convenenciero priísta Eduardo Bours Catelo, antecesor de Padrés y dueño, de hecho, de Bachoco… pero sin huevos. (A lo mejor me excedí pero en este caso es necesario).
Los demás van paralelos. El de Campeche, Fernando Barnés Ortega, represor de periodistas de la mano de su “entrañable” Juan Estrada –miembro distinguido de la “cofradía de la mano caída”, dicho sin el menor ánimo homofóbico-; Mario Anguiano Moreno, entenado de Fernando Moreno Peña y de los cárteles colimenses de las metanfetaminas; Fernando Toranzo Fernández, de San Luis, sin obras visibles salvo las de su bolsillo; José Calzada Rovirosa, de Querétaro, un solemne inútil y despilfarrador.
Los casos de Michoacán y Guerrero son, desde luego, los más largos de explicar pero los respectivos interinos no sirvieron ni como apagafuegos.
La Anécdota
No hace mucho, en una amable reunión de colegas –siempre con el veneno en los labios, claro-, se discutió un punto trascendente:
–Sabemos que a Chuayffet se le identifica como un “puñal árabe” –dicho esto por sus preferencias íntimas-. ¿Pero, entonces, cómo debemos llamarlo?
–La daga –comentó alguno-. Pero es, más bien de origen fenicio y luego romano. Con una daga Bruto mató a Julio César.
–Pues entonces “cimitarra” que proviene del Medio Oriente y pudo introducirse hasta Arabia Saudí.
Todos estábamos equivocados. El término correcto es Alfanje –aunque en México el término se utiliza para una herramienta destinada a cortar maleza-. Una nota cultural, simplemente.