Rafael Loret de Mola – Presidente y Dinero
*Presidente y Dinero
*El Verdadero “Líder”
*Prohibido Topo Chico
Por Rafael Loret de Mola
Ni los revolucionarios, tras la caída de Porfirio Díaz en 1911, ni los insurgentes al consumarse la entrada del Ejército Trigarante a la ciudad de México en 1821, festejaron tan apoteósicamenteY como ahora, el señor peña y su gabinete –no sólo el de seguridad-, luego de confirmarse la re-re-aprehensión de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, el hombre más buscado del planeta y quien ni siquiera buscó otros refugios luego de su espectacular fuga de julio de 2015. Sólo un francés comparte con él la “hazaña” de haberse fugados en dos ocasiones de penales considerados de “alta seguridad”; y es tan extraño todo esto que no hay precedente en México de una huida semejante, a través de un túnel de casi un kilómetro ochocientos metros, superada en mucho la célebre evasión de Kaplan de Santa Martha Acatitla, en la década de los setenta, en un helicóptero que bajó al patio central del reclusorio para llevarse al peligroso norteamericano a quien jamás se le volvió a ver ni el polvo.
Curiosidades hay muchas: “El Chapo” reapareció en Los Mochis con el mismo perfil físico que tenía al momento de su segunda aprehensión, en febrero de 2014, esto es con el cabello negro y un mostachón del mismo color con lo cual su fisonomía era fácilmente identificada por propios y troyanos. No es lo normal, por supuesto, cuando los criminales de su calaña suelen recurrir a cirugías extremas para modificar sus facciones y ser menos reconocibles a los ojos de los neófitos e incluso de algunos avezados personajes ligados a las corporaciones de “inteligencia” en donde, en Estados Unidos y México, se cuenta hasta con bancos no sólo dactilares sin también de voces. Lo he corroborado en una cercana visita al búnker de la ahora Comisión Nacional de Seguridad Pública.
El hecho es que el peligrosísimo Guzmán Loera, equiparado a Osama bin Laden –imagen misma del demonio en el mundo occidental-, se fue a su ratonera en julio pasado y pretendió vivir allí, aislado como una fiera, una existencia normal. El triángulo de oro, le dicen, en los límites entre Chihuahua, Sinaloa y Durango cerca de los viejos territorios que fueron del Centauro del Norte en una aproximación a los estigmas históricos. Villa, fue un gran guerrillero que aplicó los fundamentos de lo que hoy se conoce como0 terrorismo: pegar y guardar las manos hasta vencer a los oponentes o doblarlos; y jamás fue perdonado: su asesinato en Parral, Chihuahua, fue el sello de los Estados Unidos para hacer entender al mundeo que jamás descansa contra quienes le humillan. Y todavía por allí circula el cráneo del inmenso revolucionario mexicano, el gran bandido que peleó como una bestia y lloró al pie de la tumba de Madero.
Lo de Guzmán Loera no tiene sentido, si bien no creo que su captura pueda relacionarse con los tremendos vaivenes de la economía sino fue objeto de la vendetta personal con enrique peña quien, en una paradoja increíble, benefició a catorce de las noventa y cinco empresas relacionadas con el cártel de Sinaloa –no necesariamente con El Chapo-, en suelo mexicano. En total la poderosa banda cuenta con 295 compañías esparcidas por Estados Unidos, Europa, Asia y Oceanía. Le falta África pero este continente está atrapado entre los despiadados cazadores de diamantes, esclavistas como lo son también los cárteles mexicanos que desaparecen centroamericanos y estudiantes para someterlos a trabajos pesados en las minas y cavernas de refinación de drogas en Guerrero. Ya llegarán allí.
Desde luego, no se ha dicho la verdad. Guzmán Loera dejó de ser el líder del cártel de Sinaloa desde 2010. ¿Recuerdan la portada de proceso del 3 de abril de ese año con la fotografía exultante de Ismael “El Mayo” Zambada al lado de un muy anciano Julio Scherer a quien casi nada contó salvo asegurarle que su cártel prevalecería –así como dijo Jesús de su Iglesia sin pretender una irreverencia-, más allá de él y de los cabecillas conocidos, sin mencionar ni marginalmente a El Chapo, supuestamente su patrón. Y no cayó, ni ha caído Ismael al tiempo que Guzmán Loera, en este sexenio del peñismo acorralado, ha sido dos veces “asegurado” y conducido en este lapso al mismo penal de Almoloya, el Centro de Readaptación Social número Uno como le llaman ahora.
Resalta también que las autoridades explicaran cómo se produjo la fuga de julio del año anterior, sin asumir responsabilidad alguna por ello y sólo indicando los pormenores de los constructores, abogados financiadores y cómplices del evadido. Y lo peor: el túnel de la huida no ha sido colapsado si bien, según dicen, no es operable. ¿Alguien puede asegurar que se pudieron construir dos como alternativa por si fallaba uno? Así, “El Chapo”, por el momento en inconstitucional aislamiento –no se le ha permitido el acceso ni a sus abogados lo cual es una violación flagrante a los ordenamientos aunque se trate del más feroz criminal de la historia-, con conocimiento profundo del lugar pues tuvo en sus manos y estudió los planos del recinto en donde se encuentra -¿por qué la necedad de llevarlo allí?-, sólo puede estar sometido con un verdadero batallón del ejército y la Armada rodeando la prisión aunque los topos no hagan ruido por la noche.
Para colmo nadie entiende la versión oficial sobre la captura: un enfrentamiento a tiros por la madrugada entre la Marina, y sus marines estadounidenses, y sicarios del propio capo –pocos para ser quien dice es-, una larga caminata por las redes pluviales de Los Mochis, la salida por una alcantarilla intermedia –al darse cuenta de que estaba copado porque ya se había tomado en cuenta esta posibilidad según dijo la procuradora Arely Gómez González, bien blindada por Televisa-, el robo de dos automóviles que estaban precisamente allí aun cuando no era el lugar señalado para salir a la superficie, la salida hacia Navojoa a toda velocidad, el consiguiente paso por los filtros de la Marina na los que dejó muy atrás, y la captura precisamente a la altura del Motel “Doux” convertido en cárcel de altísima seguridad para mantener allí, por un tiempo impreciso, al célebre capo… con todo y un poster –uno solo y no dos- de Angélica, la de sus sueños.
(La foto de marras ha sido falsificada varias veces. La original, con la imagen ya descrita; la segunda con otro cartón sobrepuesto detrás del lecho y, al fin, un tercero que tapa el primero con la fotografía de la exuberante modelo Alessandra Ambrosio. Y todavía apareció después, ya el sábado por la noche, una más con las paredes limpias. Si creyéramos en las versiones oficiales finales todavía viviría Colosio).
El conflicto de fondo es, por supuesto, si debe o no extraditarse al famoso capo hacia los Estados Unidos como consecuencia, primero, de que los vecinos lo quieren por haber sido su mercado favorito; pero también por cuanto el sujeto no puede ser guarecido en una ineficiente prisión mexicana conocidos sus antecedentes de prófugo excepcional. Por cierto0, en cuanto a ello, la legislación mexicana no prevé ninguna sanción por las escapatorias porque privilegia el derecho natural de los seres humanos a la libertad lo que no es óbice para continuar con los procesos pendientes. Y, en este sentido, no hay razón jurídica para que los órganos de justicia mexicanos se sometan a los de otra nación con una ligereza que sólo exhibe el miedo y la impotencia del gobierno de nuestro país. En Colombia, los extraditables temblaban ante la posibilidad de ser enviados a la Unión Americana por cuanto, dentro de su país, podrían asegurarse fugas y privilegios que, supuestamente, en el norte no tendrían. Lo que es un hecho es la manera como se difuminan quienes son enviados a las cárceles norteamericanas, como Juan García Ábrego y Osiel Cárdenas Guillén, ambos ligados al cártel del Golfo que sigue combatiendo con los Zetas, ferozmente, en diversas entidades como Tamaulipas y Veracruz con la anuencia de sus respectivos narcogobernadores, Egidio Torre Cantú y Javier Duarte de Ochoa. Una parodia estupenda y ruin.
Por supuesto, el numen del asunto está en el dinero. Se habla der cantidades estratosféricas que mueve el narco a nivel mundial: 570 mil millones de dólares si bien sólo se adjudican a los cárteles mexicanos una cifra muy menor, seis mil millones de dólares de los cuales la mitad va a dar a la poderosa “confederación” de Sinaloa. ¿Dónde se encuentra este capital y en manos de quiénes? Podrían preguntarle al senador Emilio Gamboa Patrón, demacrado, y al presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, serio y enjuto, muy amigos los dos, al momento de sumarse a las felicitaciones al presidente por la gran captura. Si me piden una pista ya se las di.
¿Y los empresarios unidos a las bandas criminales para asegurar la explotación de la plata o el cobre –germán larrea-, y del oro –alberto bailleres-, en territorios plagados de fosas clandestinas y con evidencias de mantener “esclavos” trabajando de sol a sol, entre ellos centenares o miles de centroamericanos y acaso miles de mexicanos con el rango judicial de “desaparecidos”, para acrecentar sus inmensas fortunas y evadirse der miradas comprometedoras con la entrega de preseas convertidas en lodo, como la que honraba a Belisario Domínguez, el gran chiapaneco contrario a la usurpación del “chacal” victoriano huerta, la época que ahora nos parece tan cercana en cuanto a corrupción e ilegitimidad. México ha perdido todo cuanto ganó por las luchas emancipadoras a manos de predadores que juegan a la manipulación colectiva. Allá quiénes se dejen o tergiversen los argumentos sólidos.
Ante estos señalamientos no ha faltado el pobre diablo que pretenda lanzarme inmundicias al rostro alegando mi inclinación a plantear los desvaríos de los informes gubernamentales. No me molesta saber que “El Chapo” –quien sí lo es-, se encuentre en prisión: es un brutal criminal y debiera mantenerse allí, en su celda –con una hora de sol al día- por siempre. Lo que me niego a aceptar es la ligereza con la cual las más altas autoridades eluden sus responsabilidades o se alinean sin ser jamás indagados por sus nexos inconfesables. Y no hablo sólo de los mexicanos sino de los agentes de la DEA, la NSA y la CIA, encargados de fijar las rutas para los cargamentos del mal hasta introducirlos a los Estados Unidos y luego asegurar la distribución de la mercancía. Por aquí debería empezarse antes de festinar que la soberanía nacional nada vale ante las presiones del vecino por5 no contar con “cárceles seguras” en nuestro lapidado país. Eso es todo y es bastante.
Finalmente: ¿dónde está “El Mayo” Zambada, verdadero “líder” del cártel de Sinaloa? Aseguran mis fuentes que le han visto en sitios públicos en las más importantes ciudades de Sinaloa, Culiacán, Mazatlán y Los Mochis; incluso hay versiones de que se encontraba en esta última urbe el día del operativo de la Marina porque él nunca ha sido ni es el blanco de los exploradores enfundados en trajes camuflados. Además es curioso que incluso “El Chapo” invitara a Sean Penn para hablar de una película autobiográfica y con la mediación de la linda Kate del Castillo, y se consumaran las reuniones en restaurantes conocidos de la misma entidad. Sólo falta que descubramos que el gobernador Mario López Valdés, MALOVA, cediera para ello la pomposa Casa de Gobierno. Todo puede ocurrir en el México de las complicidades extremas. ¿Y a MALOVA no se le investigará? De acuerdo a la costumbre saldrá bastante más limpio que El Chapo de las alcantarillas.
Debate
La mayor parte de los mexicanos apuesta, sí, por la extradición de “El Chapo” sobre todo porque especulan sobre la inviolabilidad de las prisiones de Estados Unidos… si bien se desconoce que algunos de los programas de seguridad de aquel país incluyen el convertir a ciertos personajes en testigos protegidos o en reos bajo seguridad si éstos cooperan para descifrar las complicidades ocultas. Pero, más bien, se trata de garantizar, además, que las revelaciones acerca de los grandes “padrinos” norteamericanos se queden en los tinteros de los tribunales corroídos y comprometidos. Una vergüenza.
Lo grave es que, con la presunta extradición –si bien ya se han dado otros casos como los de García Ábrego y Cárdenas Guillén-, se violenta nuestro estado de derecho porque, es obvio, que se supedita a las presiones de otro país así sea por las razones conocidas. Ello concede extraterritorialidad a la gran potencia del norte habida cuenta de que en este caso, el de “El Chapo”, sus mayores delitos y el origen de sus exportaciones es México y es aquí donde debe, primero, rendir cuentas. Luego, si le alcanza el tiempo de vida –bastante improbable-, estaría listo para confrontar las acusaciones del extranjero.
Pero aquí no se trata de soberanía sino de conveniencia y oportunismo por parte de un gobierno, el nuestro, de rodillas y en franco declive económico. Y en esto, claro, va el compromiso de que la clase política mexicana sea intocable mientras se cubran las apariencias. De esta manera, sujetos como manuel bartlett, acusado por la DEA desde la década de los ochenta del siglo pasado, puede seguir paseando sus achaques decrépitos por los corrillos del Senado de la mano de Andrés Manuel quien conoce, de sobra, la historia de su consejero. ¿O querrá oírla de nuevo?