Rafael Loret de Mola – La “Justicia Social”
- La “Justicia Social”
- Reservas “Rebasadas”
- “Tenemos que Hablar”
Por Rafael Loret de Mola
En la célebre obra, “México Bárbaro” de John Kennet Turner, se cuenta con apego a los hechos y una técnica de investigación impecable el drama de los indios yaquis de Sonora, entre otros, demostrándose que el numen del estallido de 1910 fue, sin duda, la desigualdad social. No es extraño el aserto en nuestra historia: ya habíamos contado que, de acuerdo a peritos hispanos –quizá preparados para librarse del estigma de sus asesinos predecesores-, la destrucción de Teotihuacan había sido consecuencia directa del dilema permanente entre los explotados, quienes se cansan de vivir a las sombras, y el pequeño círculo de gobernantes, sacerdotes y guerreros de alcurnia. El mismo vendaval que destruyó a los imperios egipcio, griego y romano luego de centurias dominantes por el paso de los “caballeros” dispuestos a defender sus patológicas razones con la fuerza de las armas.
Esto es: en México, las distancias entre quienes mandan y cuantos obedecen es mayúscula y sin que jamás se haya respetado el principio republicano fundamental: el de la soberanía popular imperante sobre los grupos fácticos de poder. De esta “útil” ignorancia se derivan todos los grandes males de nuestro país, desde el ostracismo silencioso, al que he llamado “sepulturero del futuro” y “el mejor compañero de la corrupción” entre otras definiciones, hasta la exaltación de la riqueza como única ruta el pro del estatus dentro de una comunidad inmersa en su propia hipocresía. (Ni siquiera los Obispos, salvo excepciones que confirman la regla, se atreven a compartir la mesa con sus servidores por razones de “buen gusto”).
Hace tiempo, en mis días en San Miguel de Allende –la maravillosa ciudad colonial que quisiera recordar con más cariño si no fuera por la cercana presencia de la maldad en mi hogar; me dicen que no debo hacer referencia a mis emociones personales pero, a estas alturas, me he ganado el derecho de hablar cuanto me da la gana-, un heredero ricachón, quien jamás ha trabajado para ganar un peso, se extrañó que uno de mis colaboradores se sentara al lado mío, y en la misma mesa que compartía con el millonario, y antes de preguntarle sobre lo que comería, le soltó:
–A este no le muestres la carta; ¿no ves que no está acostumbrado? Mándenle un tazón con frijoles y con eso le basta.
Iba a responder la majadería cuando el noble humilde se carcajeó y replicó:
–¿Sabe usted? También puedo comer carne y no me hace daño; en cambio a usted, se le atoran los frijoles.
El heredero tuvo el buen tino de no responder esperando que yo actuara; y se sintió muy molesto cuando, a cambio, le di unas palmadas en la espalda. Y luego, en la plática, el sujeto engreído e incómodo por la presencia de alguien no perteneciente a su nivel social no cesó de hablar de la necesidad de votar por otro partido, ya no el PRI sino el PAN, estábamos en las vísperas de los comicios, para así evitar el hambre de tantos campesinos maltratados. El fariseísmo llegaba muy alto en su rancho en donde servía a la decena de empleados, como se había acostumbrado en la casa de sus padres, sólo lo proveniente de una inmensa olla… con frijoles y retazos de hueso. Su familia, claro, devoraba platillos exóticos europeos y norteamericanos.
Todo parecía irle estupendamente –especulando con viene inmuebles-, hasta que llegó la hora de encontrarse, como si no hubiese pasado el tiempo, con la barbarie del México actual: lo secuestraron, a él y su mujer estadounidense ya fallecida, a ella la dejaron libre instantes después, y lo mantuvieron siete meses en una suerte de ataúd en circunstancias muy parecidas a las que padeció Diego Fernández de Cevallos de mayo a diciembre de 2010 bajo la indiferencia notoria del gobierno panista de calderón. Lo mismo sucedió al respecto de los falsos “accidentes” en donde perdieron la vida Ramón Martín Huerta, Juan Camilo Mouriño y Francisco Blake Mora, el primero cercanísimo a los fox y los segundos en condición de secretarios de Gobernación al ser muertos.
Bastó con exaltar su “heroísmo” –si hubiese sido tal no estaríamos hablando de meros accidentes porque entonces hasta el trailero que muere en una carambola tendría condición de hijo distinguido de la nación-, a través de funerales de Estado, para rendir culto perentorio a los difuntos y seguir la senda del olvido. Por algo la familia de José Luis Santiago Vasconcelos, ex zar antidrogas y de hecho cremado dentro del avión de Mouriño, se negaron a la parodia.
Me decía un excelente amigo mío, quien tiende hacia el panismo de manera superficial, que cuanto le había indignado más de los hechos de Iguala y Cocula es la ausencia del matrimonio peña-rivera:
–Así como ella es buena actriz, debiera haber llorado junto a los deudos y hacerse solidarios con ellos antes de que éstos, al sentirse abandonados, salieran a las calles, primero, y viajaran con recursos de miles de indignados mexicanos, hasta el exterior en su demanda de ver con vida a sus hijos aún en nivele de “desaparecidos”, sin rastros de sus cuerpos –la teoría de la quemazón sólo pueden creerla los ingenuos y los lacayos de peña-, lo que eleva la posibilidad sobre la presunta esclavitud de los mismos acaso usados para tareas de extracción de oro en las minas cercanas a Iguala o en los laboratorios de cocaína incrustados en las cavernas de alrededor.
Tal posibilidad no es lejana al conocer cómo se procede con cientos y cientos de centroamericanos quienes son secuestrados para ser explotados hasta el último aliento; con los muertos, acaso, comenzó a conocerse la costumbre de las fosas clandestinas a donde se arrojan decenas de cadáveres en los sitios más alejados de las urbes o en las latitudes de las ciudades fantasmas, como Ciudad Mier, en Tamaulipas, que la guerra entre mafias ha dejado sólo para ellas y las tiendas Oxxo, pertenecientes al grupo FEMSA perteneciente a la viuda y herederos de Eugenio Garza Lagüera, y cuya fortuna asciende a seis mil setecientos millones de dólares.
Las desigualdades son extremas como en el mundo mesoamericano, la colonia Nueva España y el México independiente. Pareciera ser una constante amoral que deviene de la tiranía de los imperios prehispánicos sumada, después, a la brutalidad de los invasores españoles cuya verdadera religión era el metal dorado aunque trajeran frailes para sentirse redimidos. Nunca el fariseísmo fue mayor, ni siquiera en los tiempos de Jesús.
Recordaba la historia de los yaquis, enviados en condiciones infrahumanas, a poblar Yucatán y asegurarse la fidelidad de los indios mayas, cual si se tratase de cabestros para obligar a sus hermanos a entrar en los corrales de la ignominia, como bestias, porque en la actualidad, siglos después, la historia se repite. Está sucediendo ahora mismo en Baja California Sur –en donde habrá elecciones para gobernador, ayuntamientos y diputados el 7 de junio-, en San Quintín, con ochenta mil jornaleros a quienes no se ha podido alimentar porque no llegan los abastos necesarios; a ellos se agregan 20 mil tarahumaras, a quienes se obligó, de hecho, a sumarse al trabajo en las áreas bajacalifornianas con bajísimos emolumentos que se diluyen en las modernas tiendas de raya.
Como un regreso al pasado bajo un gobierno de extracción panista si bien el gobernador, Marcos Covarrubias Villaseñor, provenía del PRD que aplicó en la región los mismos criterios priístas para la imposición de candidatos y optó por salirse de la izquierda para sumarse a la derecha. Nada importa, mucho menos la congruencia, cuando se trata de asegurar su porvenir político y l bienestar millonario de su descendencia.
Tal es la única prioridad, como lo es igualmente para el gobernador de Sonora, éste sí panista de cepa, Guillermo Padrés Elías, el beneficiario político de la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo concesionada a la prima de Margarita Zavala, Altagracia Gómez del Campo –nombre de bruja tiene, hoguera tuvo con cuarenta y nueve pequeñines calcinados y muertos, además de setenta bebés heridos gravemente, en una de las peores infamias que recordemos, en 2009 una semana antes de los comicios-. Pero nunca se castiga; al contrario, los infames no pierden el paso.
Ninguno de los partidos en curso es exclusivista de la tragedia social de México.
Debate
Las reservas internacionales del Banco de México comienzan a reducirse tal y como anunció el voluminoso Agustín Carstens Carstens, gobernador de la institución, comelón y no enfermo e imagen misma de la ridícula desfachatez de los oligarcas. A principios de marzo se hablaba de 195 mil millones de dólares y hace unos días comenzó a fluctuar la cifra por debajo de los 194 mil millones de la misma divisa. Pero, por cuanto se prevé, la inyección de dólares al mercado nacional, previniendo una hecatombe recesiva, reducirá la estadística para dolor de los acreedores ambiciosos y la consiguiente desconfianza, ya muy agudizada, de los inversionistas foráneos.
Ya se publicó –“La Jornada”, lunes 23 de marzo-, que la inversión extranjera directa se redujo en 54 mil millones de dólares, esto es la cuarta parte de lo contenido en las bóvedas del Banco de México y sin considerar los supuestos 4 mil millones de dólares, en lingotes de oro, almacenados en Fort Knox, pero sin acceso para ningún funcionario mexicano; debemos cernirnos a la palabra de los funcionarios estadounidenses quienes no se caracterizan por hablar con la verdad sino, más bien, por convertir cada declaración en motivo de espionaje. La turbiedad es inmensa.
Mientras bajan los capitales del exterior en nuestro país, los mexicanos ya acumulan, nada menos, ¡cuatrocientos veintiséis mil millones de dólares en los bancos anglosajones! Esto es más del doble de las cacareadas reservas monetarias cuyos montos récords fueron, durante largo lapso, el pretexto demagógico para insistir en la solvencia del país. Una vergüenza más. (En 1982, tras la estatización de los bancos, josé lópez portillo clamó por recuperarse del “saqueo” tratando de convencer a los “malos mexicanos” de regresar los cuarenta mil millones de dólares que habían retirado de su país; jamás volvieron aquellos capitales).
La Anécdota
En 2008, uno de los responsables del saqueo de dólares, por parte de los bancos españoles y estadounidenses –los primeros requerían reforzar al “euro” para frenar la escalada empobrecedora-, fue Luis Téllez Kuenzler, el de la torva mirada, todavía en funciones de secretario de Comunicaciones; de este cargo pasaría a la presidencia de la Bolsa Mexicana y de Valores en donde todo fue truculencia a su paso a favor de las entidades financieras extranjeras. En España le consideran poco menos que un genio.
Hace unos meses se lo planteé en directo, bajo la cabeza, subió las cejas y con aire de displicencia, respondió con tono despectivo, como si le hablara a un neófito:
–Bueno, Rafael, yo le aseguro que no hubo tal; pero usted y yo tenemos que hablar.
Por supuesto, fue una salida en falso. Jamás ha querido abundar en la materia y menos cuando es hoy uno de los inútiles consejeros para aplicar la “reforma energética” impuesta a los mexicanos y derribada por la volatilidad de los precios del crudo. ¿Quién alega que no existe la justicia divina?