Rafael Loret de Mola – Genocidio Simulado
- Genocidio Simulado
- Tierras del Bronco
- Desvergüenza a Tope
Por Rafael Loret de Mola
No hablan el ejército y la marina de los males mayores que siembran bajo cualquier pretexto: con motivo de los operativos para reaprehender al célebre Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, decenas de poblados de Sinaloa fueron considerados, al estilo norteamericano, daños colaterales, esto es como parte de los saldos de las desgracias con tal de lograr la pírrica victoria contra el “más buscado”. Así, por ejemplo, los habitantes de Tamazula corrieron a Cosalá, uno de los pueblos mágicos convertidos en trágicos a golpes de metralla y terror. Da miedo sólo mencionarlos.
Hace unas semanas, como ya conté, pasé por Ciudad Mier, Tamaulipas –la entidad donde nací, precisamente en Tampico cuando mi padre dirigía el emblemático “El Mundo” tras el asesinato de su anterior director, Vicente Villasana González, a manos del Director General de Policía, un signo perverso que se extiende a la actualidad-; y constaté allí mismo la soledad de sus casas con signos de tiros en sus fachadas, la ausencia de pobladores quienes emigraron presos del acoso y el paso de vehículos sospechosos que iban y venían del único negocio que sigue funcionando allí: una tienda de servicio OXXO, cadena recientemente adquirida por FEMSA, ahora dirigida por la viuda de Eugenio Garza Lagüera, Eva Gonda Rivera, los mayores distribuidores de Coca-Cola, entre otras cosa; de ellos es parte de la herencia política de los fox, dado que vicente, el de las hebillas, cursó como gerente de esta firma multinacional como parte de su “formación” para llegar a la Presidencia de México. La liga es muy importante hasta la actualidad.
No se olvide que los fox aspiran a ser empresarios marihuaneros, una vez que se legalice el tráfico y consumo de una planta que ahora está dando buenos resultados medicinales como en el caso de una niña epiléptica atendida con una nueva fórmula que utiliza la cannabis, para arrebatarle ingresos, han dicho, a “El Chapo” si bien guardaron silencio con su cinematográfica captura y su todavía más espectacular fuga… que lo volvió a situar, de inmediato, a la vanguardia de los criminales que han puesto en jaque a los órganos de justicia, una y otra vez, sin que por ello hayan renunciado las cabezas de tales dependencias, ni el secretario de la Defensa Nacional, ni en de Marina, ni el de Gobernación, ni la de la Procuraduría General, con nombramiento anterior a la efectiva salida del “capo” más conocido pero, desde luego, no el único.
El 22 de febrero de 2014, con un timbre de orgullo y cierto alivio –el delincuente le había amenazado de muerte desde 2008-, el presidente peña nieto anunció la captura de Guzmán Loera con estruendo y como prueba de que las instituciones habían dejado de coludirse con la delincuencia organizada. Fue un festín que se prolongó al penal del Altiplano, en Almoloya, en donde nadie vio cómo se construía un túnel de un kilómetro y medio de largo, a mitad de la nada y con elementos armados hasta los dientes en las torres de seguridad de la cárcel de “alta seguridad”, mientras “El Chapo” aguardaba viendo la televisión –prohibida en este tipo de confinamientos-, a todo volumen y leyendo periódicos del día mientras los vigilantes sordos no escuchaban los martilleos que sonaban bajo la celda. El contubernio fue claro y la fuga se consumó diecisiete meses después de ser asegurado por elementos de la Marina con rostros de marines estadounidenses.
Lo extraño del asunto es que los “operativos” cesaron casi en su totalidad a partir de entonces y nadie se preguntaba por el heredero natural del criminal, quien admitió haber asesinado a dos mil o tres mil personas, Ismael “El Mayo” Zambada García, quien mereció una portada en Proceso al lado del hoy extinto Julio Scherer García, quien nunca pudo dar seguimiento a su nota. “El Mayo” se escurrió y dejó tan solo a “El Chapo” que pudieron llegar a él los marineros justicieros sin la menor dificultad: reposaba en un consorcio turístico de medio pelo con sólo un guardia semidormido en el recibidor del mismo. ¿El más buscado, tan orondo? ¿O era ya parte de un plan para su entrega a cambio de soltarle las manos a sus herederos y obteniendo privilegios durante su reclusión?
Lo cierto es que, hasta hoy, nadie menciona a Zambada, una figura clave en toda esta trama delincuencial, demencial más bien, en donde nadie sabe a ciencia cierta cuál es el límite entre la clase política y los grandes padrinos del narcotráfico asentados en la Unión Americana. Sólo los tuertos no lo observan. Y, claro, va convirtiéndose en “leyenda” del mal en la sierra de Sinaloa, inexpugnable, con base en Guanaceví, como hace mucho tiempo han denunciado los sinaloenses y hasta el Arzobispo Héctor González Martínez, antes de que éste fuera capturado en 2014. Y cerca de allí ocurrieron las balaceras para reducirlo o acaso matarlo porque el presidente peña, de verdad, no está tranquilo aunque “El Chapo” no pudiera cumplir con su advertencia de que no llegaría enrique a la Presidencia tras el incidente, ya narrado, en el Palenque de Ecatepec cuando se montó una operación para aprehender a Ignacio “Nacho” Coronel y el entonces gobernador mexiquense salió crucificado (mayo de 2008).
De allí la importancia de la trama cuando crece el horror acerca del destino de los emigrantes centroamericanos que son esclavizados en las minas del Grupo México, la de Germán Larrea (di en vez de ele), desde Iguala y Cocula… por donde han desaparecido cientos, no sólo los 42 normalistas de Ayotzinapa más el soldado en activo reconocido por la Defensa Nacional y que nadie explica cómo se encontraba en el punto más álgido de la represión. ¿Era un infiltrado o parte del operativo militar? Dese luego si los jóvenes están vivos es porque carecen de libertad y están siendo explotados al máximo y esto, el cautiverio, es acaso peor a la muerte.
El caso es que ya se habla de una nueva frontera entre México y los Estados Unidos con Puebla, en donde “gobierna” el hombre de la ley bala y autor de los candados para evitar las candidaturas independientes, lo cual colocaría a los habitantes del Distrito Federal dentro de la zona de influencia norteamericana con todo y la sede presidencial. Así podría entenderse el plan foxista Puebla-Panamá que ahora, con motivo del Tratado Trans-Pacífico, que reduce a la región a una economía plegada a los ordenamientos extraterritoriales del gobierno de Washington, el mayor y definitivo embate contra la soberanía nacional.
El caso es que no podemos ver nuestra condición bajo dos lecturas distintas: rabia hacia el norte por los malos tratos que reciben nuestros paisanos incluyendo sueldos reducidos –luego convertidos en remesas, la principal fuente de ingresos del exterior para el país por la caída del valor del crudo mexicano-, y negligencia y persecución hacia el sur; no sólo eso, sino también verdaderas “cacerías” humanas, como ya denuncian los organismos de derechos humanos, perpetradas a lo largo de la ruta de “La Bestia”, el tren de las maldiciones y los secuestros, sin ninguna referencia a ello. ¿Estamos dormidos todos en nuestra sala de confort?
Porque, sin duda, no sólo las tumbas clandestinas encontradas en San Fernando, Tamaulipas, ni las de Iguala, a partir de la búsqueda de los normalistas que desaparecieron junto con la autoridad moral de un gobierno autoritario y cobarde en extremo, son las únicas ni las más significativas. Las matanzas últimas así lo corroboran; y ahora, además, carecemos de escudos para enfrentar la represión oficial bajo el fútil argumento de que se montan operativos de búsquedas para reducir al temible “Chapo” quien no deja dormir tranquilo al presidente… y eso que no es gaviota de mil mares.
Y a todas estas, PEMEX también está endeudado: en los próximos tres años deberá pagar empréstitos por 16 mil 400 millones de dólares. Ni para donde hacerse en medio de una administración que quiere esconder su profunda ineficacia detrás de las matanzas para extender el miedo y no dar cuenta precisa de las enormes desviaciones presupuestales que nos tienen al borde del caos. No contamos, para colmo, con un Legislativo beligerante capaz de ser contrapeso sino con fracciones dispuestas a la negociación soterrada para obtener migajas de poder. El presidencialismo y la partidocracia, unidas, representan la mayor carga que podemos soportar los mexicanos en esta hora de dolor interminable.
Es hora, sí, de reconstruir el tejido social y político antes de no tengamos siquiera material para ello y todos bajemos la cabeza, con oprobio, ante los intereses transnacionales. Hagámoslo.
Debate
En tierras de “El Bronco” se vive entre los últimos suspiros de la esperanza y las reacciones aireadas de quienes apuestan al fracaso del nuevo gobernante que, luego de treinta y cinco años de militancia priísta, llegó al gobierno estatal por la vía independiente con apenas apoyo en el Congreso –tres diputados de Movimiento Ciudadano- y un solo alcalde de su corral. Todo en contra, dijéramos, además de una mala prensa ofendida por haber sido desnudada en cuanto a sus líneas de financiamiento oficiales.
Menos de un mes cuenta Jaime Rodríguez Calderón y ya los reclamos se multiplican, sobre todo, en el aspecto económico:
1.- Se exige que cumpla una de sus promesas torales de campaña, la derogación del impuesto a la tenencia vehicular, anticonstitucional y arrastrado desde 1968 cuando díaz ordaz lo diseñó supuestamente para financiar las Olimpiadas –ya habríamos patrocinado diez en el lapso desde entonces-. Pero no hay recursos en caja –se alega- para reducir el espectro de los tributos.
2.- La deuda pública de Nuevo León de la que, hasta este momento, no hay datos precisos. Lo mismo se habla de 60 mil millones de pesos –casi el doble a la de la Coahuila de los caciques Moreira-, que de cien mil para no ser menos a su estado vecino. Sinvergüenzas de sendos lados impiden observar con claridad la perspectiva. De allí la urgencia de proceder, en justicia, contra los responsables de endeudamientos tan severos y tan nebulosos: los Moreira y los Medina –Rodrigo y Humberto, el padre del ex gobernador-.
No tendrá oxígeno el señor Rodríguez Calderón, ni con libros apologistas, para enfrentar lo que se le viene encima: peña está dispuesto a proteger a los priístas como los Medina aunque se incendie Nuevo León y “El Bronco” requiere del auxilio federal porque su presupuesto depende en 85 por ciento del mismo. El estado “más rico” del país anda de menesteroso por la vida y la democracia no parece ser el único remedio. En la hora de las acciones vuelve la negociación a ser protagonista principal.
¿Y los ocho mil millones de pesos que dijo “El Bronco” se ahorraría poniendo fin a los “moches” y a los convenios amorales con los medios masivos de comunicación? Ya va siendo hora de que, aunque sólo vaya montado en su primer mes, del primer corte de caja real. Los zopilotes carroñeros andan muy activos, revoloteando por la Macroplaza.
La Anécdota
Uno de los peores gobernadores de la historia de Veracruz –en donde no han faltado asesinos y ladrones consumados-, Javier Duarte de Ochoa, insiste en que despedirá a dos mil 173 maestros “aviadores”, esto es que cobran sin aparecer en ninguna aula. La cifra es alarmante porque exhibe el gigantismo del gremio y la colusión oficial contra el derecho de los escolapios a tener una academia de calidad en un mundo cada vez más competitivo. Le pregunté a un mentor sobre ello y me dijo:
–¿Y por qué no comienza despidiendo a quienes no trabajan y cobran como altos funcionarios dentro de su gobierno?
Y es cierto. Hablamos de todas las dependencias y de cada renglón “estratégico”. Las nóminas rebosan y el señor Duarte, cada día más, alza la mirada y acentúa su rostro ensoberbecido. Pobres veracruzanos que lo soportan.