Rafael Loret de Mola – Divisiones con Maña

RAFAEL LORET DE MOLA

  • Divisiones con Maña
  • La Época de “Marcos”
  • La Oposición de GDO

Por Rafael Loret de Mola

Rafael-Loret-de-Mola-Divisiones-con-MañaSe la pasó hablando Andrés Manuel, mientras duró una campaña en la que él no era candidato pero lo parecía guiado por la idea de que su liderazgo es cuanto importa en MORENA, su más reciente partido –ya suma tres pero está lejos de alcanzar a personajes como Porfirio Muñoz Ledo o Marcelo Ebrard Casaubón en el renglón de mudanzas políticas-, de que los votos nulos y la abstención eran como hacerle el juego al PRI. Sin embargo, lo que más favoreció al PRI en estos comicios, viciados de origen, fue la división, casi por mitad en el Distrito Federal, de la izquierda que tuco, hasta no hace mucho, la posibilidad de obtener la victoria nacional.

El triunfo en las urnas, más evidente en 2006 pero igualmente cercano en 2012, dos ocasiones excepcionales por la singularidad de cada contienda, no pudo consolidarse sobre las mesas de escrutinio, ni en el entonces Instituto Federal Electoral, ni micho menos en el Tribunal Electoral del Poder Judicial federal. Los errores de cálculo de Andrés Manuel al insistir en un fraude generalizado, que no lo hubo, en lugar de concentrarse seriamente en los laboratorios regionales en donde se trucó la ventaja de la izquierda a favor de la derecha en un movimiento de un millón de votos, medio hacia arriba y medio hacia abajo, y ello debido a la estrategia para descalificar a López Obrador con mil monsergas fue suficiente para transformar la voluntad popular mayoritaria en pro de un cambio real en el absurdo continuismo de derecha que sólo hizo continuar las políticas financieras dictadas por el Fondo Monetario Internacional desde el sexenio de miguel de la madrid. Doce años, sí, en el que el PAN perdió a un millón de militantes, cuando menos –incluyendo a la pareja ex presidencial-, y se volvió en el cabús del ferrocarril priísta. Ahora ya parece tarde, aunque sacó la cara en algunas entidades, para remontar de nuevo.

Es indiscutible –y ojalá que no me envíen a la horca los incondicionales de Morena quienes ya se dicen morenos si son hombres o intermedios, dicho sin el mejor ánimo homofóbico para que después no se haga discusión por una gota de agua-, que la presencia de MORENA no logró aniquilar al PRD, como se pretendía, en busca de convertirse en la fuerza de unidad con vista al mar en 2018. No fue así y el solo hecho de que dividiera por mitad al Distrito Federal permite sopesar a quienes fueron apasionados lópezobradoristas hasta hace tres años y no lo son más decepcionados por la pretendida concentración de poder, la intolerancia y el mesianismo. No lo digo yo, aunque podría, sino quienes se dirigieron a una multitud en el Zócalo –otrora reservado a las impresionantes convocatorias de Andrés-, rebosantes de banderas amarillas y pregones contra el ídolo que ya no es porque, alegan, la soberbia lo perdió; pero no tanto porque no puede negarse que el poder de convocatoria del personaje es todavía muy importante y crecerá, no tengo la menor duda, al paso de los próximos años. Pero el cruce no será tan automático como pretendía en principio; se encontró con una resistencia seria, sobre todo por las ofensas que le dirigió no sólo a la dirigencia perredista sino igualmente al Movimiento Ciudadano por el “error” de lanzar a un candidato ganador en Guadalajara sin consultarle, como en tiempos muy cercanos, a quien velaba por los intereses de su nuevo partido –cuyo registro jamás fue puesto en duda-, y sólo aprecia, hasta hoy, a cuantos se le sumen sin aceptar ninguna otra alianza. Bien podría haber sacado raja de la postulación de Enrique Alfaro, en la perla tapatía, y se negó manteniendo a un aspirante intrascendente.

Aunque el PRI no supo aprovechar la coyuntura en el Distrito Federal, sobre todo por los votos negativos que son acumulación de los rencores hacia el gobierno federal y el peñismo, precisamente en donde más se sufre por la inoperancia de la estructura oficial, es indiscutible que en no pocos distritos otrora ganados por la izquierda no sólo recuperó terreno sino que obtuvo una “primera minoría” que le evitó ser del todo superado y acaso enviado al papel incluso de tercera fuerza política. En este punto es en donde reflexiono sobre si López Obrador, quien apostó a lo imposible, esto es que la izquierda se volcara a su favor cuando había insultado y descalificado a cuantos fueron sus aliados, tendrá la humildad de reconocer que nada fue más favorable a la causa del priísmo que la división de la izquierda por él provocada; y la del PAN también algo aportó, sin duda.

Es importante subrayarlo, claro, para que el registro evite cometer los mismos errores salvo que se caiga en el papel de tropezar dos o tres veces con la misma piedra. Lo digo porque, hasta ahora y desde 1988 –tras la usurpación en pro de carlos salinas-, los partidos de esta seña no han sido capaces de preparar y exhibir una estructura sólida para la defensa de los votos emitidos a su favor; y esto es especialmente grave porque exhibe a los partidos que parecen culminar sus tareas con pruebas de su capacidad para aglutinar y enseguida se bajan del caballo sin proseguir el proceso con una adecuada defensa dentro y fuera de los órganos electorales. Le han pegado, para decirlo, con claridad, cuantas veces se ha dejado. No se vale engolosinar a la militancia y después abandonarla con todo y sus votos regados por doquier. No, luego de tantos ejercicio comiciales infortunados y desastrosos.

La derecha, claro, aportó lo suyo. Dividida, sin embargo logró un sesgo interesante con la presencia de felipe calderón, uno de los factores del deterioro interno, quien de plano salió a la calle a “botear” sufragios, cual si fuera colecta de la Cruz Roja, pero con un fin de índole personal de por medio: la proyección de su esposa, Margarita Zavala, quien aún no se atreve a admitir su responsabilidad en el incendio de la clínica ABC de Hermosillo, hace seis años, cuando antes intervino para que se le concediera a un puñado de sus parientes la administración de la misma. El silencio colabora con la amnesia colectiva, una y otra vez. Por desgracia.

De cualquier manera la abstención y los votos nulos reconocidos –como les dije aun cuando puede haber laboratorios de alquimia al cuidado del racista Lorenzo Córdova Vianello, en el ya desprestigiado INE que puede transformarse en IME, Instituto Mexicano Electoral, para seguir la secuela de los grandes cambios modificando una letra de las siglas-, son un reclamo suficiente hacia un gobierno que, perdida la autoridad moral y el rumbo, ya no tiene ninguna legitimidad política para proseguir en el ejercicio del poder. No, además, con la evidente repulsa de la indiscutible mayoría de los mexicanos.

Si el noventa y uno por cierto de los mexicanos rechaza a la partidocracia, esto es a los partidos políticos, y el 85 por ciento dice no avalar la gestión del señor peña al frente del Ejecutivo federal, por dignidad, incluso sin necesidad de un referéndum, y si quiere darle un maquillaje a su propia historia, debería solicitar licencia indefinida por causas graves, sea su enfermedad interna, además de la ausencia de irrigación cerebral, o el mal peor de ello: su imposibilidad por imponerse, como comandante supremo, a las fuerzas armadas que están francamente desatadas y sin rumbo fijo.

De toda la terrible perspectiva nacional, la anterior es la más preocupante. Asfixia porque nos devuelve a la era de los pretendidos caudillos posrevolucionarios que, en realidad, no eran sino golpistas esperando turno para hincarle el diente a la silla presidencial en donde sí sentó Francisco Villa si bien sólo para retratarse. A lo mejor si se queda allí nos hubiera evitado otras escandalosas crónicas como la del malhadado “el chacal” huerta, el mayor de los antihéroes mexicanos alentado por el alcohólico embajador de los Estadios Unidos, Henry Lane Wilson. (Sobre el particular, el presidente estadounidense Barack Obama se decantó por una mujer, Roberta Jacobson, para suceder al timorato, irrelevante, injerentista, Antony Wayne, quien pese haber alargado su periodo natural –de tres a cuatro años-, no deja el menor recuerdo).

De izquierda a derecha se abre un abanico de intereses personales que están carcomiendo por dentro a las jerarquías políticas y acompañantes. No es, desde luego, una mala noticia.

Debate

No se olvide que Camacho fue el primero de los comisionados para alcanzar la paz en Chiapas, designado por carlos salinas en enero de 1994, unas semanas antes del crimen contra Luis Donaldo Colosio. Y fue Camacho quien se “encerró” en la Catedral de San Cristóbal con “Marcos” y sus comandantes para alcanzar un primer acuerdo, bandera tricolor de por medio.

En alguna no muy lejana ocasión, preguntamos a Camacho si en ese tiempo no había tenido oportunidad de observar a “Marcos” liberado del pasamontañas –y a sabiendas de que sin éste iba y venía de la sierra hacia la ciudad de México a reunirse, en alguno de los Sanborn´s con estrategas e incluso escritores-. El ahora izquierdista respondió:

–Nunca le vi. Él permanecía en el ala opuesta de la Catedral. Yo tenía un espacio con aparatos de comunicación a través de los cuales mantenía línea abierta con el presidente salinas y casi allí me concentré.

Los mitos se agigantan y la verdad tarda en relucir. Ahora, la aparente retirada de “Marcos” podría ser el anuncio de una recrudecida presión contra el gobierno en aprovechamiento malsano de la oleada de violencia que el presidente peña nieto insiste en ocultar.

La Anécdota

Y, mientras, el expediente médico sobre la salud de enrique peña nieto, sigue bajo los siete candados de la oscuridad, sin transparencia alguna. Pareciera un secreto a voces que ya no puede disimularse en el físico del mandatario, “en los huesos” según una versión cercana, quien deberá internarse en el Hospital Militar en breve fecha para una operación severa y muy seria, de pronóstico reservado.

Recuérdese que en este espacio, desde hace cuatro años, hemos hablado del tema –un cáncer en la próstata en estado de incubación que lo llevó a operarse en octubre de 2011- cuando nadie se atrevía a mencionarlo. Hoy es un asunto de Estado, muy delicado, aunque lo sigan desmintiendo los voceros de la oficialidad… por breve tiempo. De ser así, los desequilibrios aumentarían y acaso la violencia también.

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