Rafael Loret de Mola – Contra la Pared
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Por Rafael Loret de Mola
La confianza y la credibilidad no son sustentos del régimen federal en curso; sobre todo, la falta de seriedad y el exceso de blindajes para un presidente que, lejos de hablar en el idioma del pueblo –y no me refiere al caló sino sencillamente a los términos que puedan extenderse coloquialmente sin necesidad de intérpretes y diccionarios-, opta por un almidonado discurso propio para aristócratas, entre ellos los criminales de cuello blanco, apoyos predominantes de un gobierno sin principios morales.
Hace semanas circula en las redes sociales un video en el que se observa a peña nieto, impotente, al ser encarado por un joven a quien se reprime cual si se tratase de un delincuente y no de un mexicano en ejercicio de su derecho a la libre expresión; luego las imágenes cambian y se muestra a calderón, su antecesor, dialogando con otro muchacho que le increpó para intentar con ello subrayar aquello de un pasado siempre mejor aun cuando sea imposible perdonar los pecados de felipe y sus huestes.
Falso o no, el mensaje está dando resultados sobre todo por la animadversión que provoca, como una urticaria, la actitud del señor peña ante los graves conflictos nacionales y la pésima imagen de nuestro país en el exterior. No exageramos si decimos que, en esta hora, hasta los cubanos Castro han recuperado terreno al mostrarse menos radicales ante los Estados Unidos en una maniobra bastante hábil de Barack Obama quien, desde luego, hizo sus propios cálculos para ampliar las plataformas de desarrollo de las empresas de su país en la isla del Caribe. A cambio de ello, peña nieto cada día disminuye de estatura política y no encuentra salidas para contener la marea de las críticas, ponderadas e insanas, de todos los calibres, proyectadas por sus equivocadas acciones y por los fallos continuos de sus decisiones.
Por ejemplo, hace una semana, su reunión con los “padres” de los cuarenta y tres normalistas desaparecidos –con frecuencia se olvida a los más de sesenta mil ausentes a causa de raptos, cooptaciones y redadas de las mafias-, no sirvió para atemperar el rencor acumulado de los mexicanos a trueque de sus promesas de unificar los mandos de seguridad nacional cuando nadie ignora que es la jerarquía militar la que domina la perspectiva y a la residencia oficial de Los Pinos en una regresión que toca a 1968, primero, y a 1946, cuando el general Manuel Ávila Camacho cedió la Presidencia a los civiles. Los referentes son actuales porque son los oficiales y la soldadesca las que controlan el territorio nacional aun cuando sea imposible erradicar a los grandes capos y a las bandas de secuestradores. ¿Normalidad “institucional”?
Desde luego, nadie es capaz de responder a las grandes interrogantes cómo la que recala en la increíble negligencia oficial para dar versiones coherentes sobre los dramas conocidos y en las actuaciones del ejército que, en Iguala, entró a los hospitales en busca de normalistas heridos y colocó una enorme cortina de humo para pretender difuminarse detrás de ella. Mientras no se corra este velo ominoso será imposible descubrir las truculencias que guarda el general salvador cienfuegos zepeda, secretario de la Defensa Nacional y, sin duda, uno de los grandes protagonistas del presente aterrador.
En la misma línea, la insulsa intervención de peña en la Asamblea General de las Naciones Unidas, un día después de que el Papa Francisco acaparó toda la atención cuando insinuó las fallas del modelo capitalista –por momentos recordó, dicho con el mayor respeto, al célebre final de “Su Excelencia” la cinta protagonizada por Mario Moreno “Cantinflas”, una excelente parodia sobre las burdas políticas universales-, ante algunos incómodos representantes del poder occidental.
El señor peña, días antes de su arribo a Nueva York, cabildeó entre varios mandatarios para adoptar mecanismos de “transparencia” en materia de presentación de cuentas y en cuanto a la información que se brinde al público. La controversia surge si el mandatario mexicano tiene autoridad moral para ello cuando es bien sabido que ha obrado en sentido contrario y hasta su expediente médico está bajo siete candados. Cuando no existían tales candados “invisibles” nos resultaba a los periodistas bastante más sencillo el acceso a la noticia sobren posibles prevaricaciones y negocios interfamiliares; hoy, se da por descontado que los mayores inversionistas deben pasar antes por Los Pinos para dejar bastante más que unas cuantas tarjetas de presentación.
En ninguna otra época de la historia se habían dado niveles de corrupción tan elevados como ahora y esto es una cuestión libre de réplicas ni comparaciones. Fíjense: el presidente consejero del Instituto Nacional Electoral, el racista Lorenzo Córdova Vianello, ordenó a sus voceros que desmintieran la versión acerca de que todos los representantes de la mesa central del organismo devengaban salarios superiores a los del presidente contraviniendo así lo estipulado por la Constitución. Luego se demostró que así era y el silencio acompañó a la institución que violentó la voluntad ciudadana en junio pasado al darle legitimidad a “vencedores” con el pobre consenso de uno entre diez empadronados. La democracia con cauce a la aristocracia que defiende con los dientes sus derechos, entre ellos el de la manipulación, en aras, dicen, de un proceder “responsable” contra las voces desestabilizadoras. Farsantes de cepa.
Ya hemos hablado de la inutilidad del Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal, incapaz de dar entrada y juzgar imparcialmente los casos escandalosos, como el de Tuxtla Gutiérrez en donde, desde el gobierno local, se alteraron los momios mediante una campaña de desprestigio, a priori y a posteriori, contra el aspirante panista Francisco Rojas Toledo. No metería las manos por éste salvo por un hecho incontrovertible: se votó mayoritariamente por él y tal debiera ser el único elemento para resolver la controversia electoral sin distingo de otros procedimientos para el caso de haber sido responsable de un ilegal cohecho por parte de empresarios priístas.
¿Transparencia? Más bien negociaciones soterradas para mantener en lisa, dentro del banquete por la sucesión presidencial, a los favoritos del monarca peña, no presidente, quien tiene todas las complacencias de su corte de aduladores a cambio de la repulsa de nueve de cada diez mexicanos no ligados a los jefes de la burocracia cada vez más podridos por las ambiciones y el indecoro de las caravanas humillantes.
Y con todo ello, a un año de distancia de una de las mayores tragedias del país cuyos ecos llegaron a todos los rincones del mundo, también a Nueva York, el señor peña propone transparencia siguiendo los pasos del abyecto simulador ernesto zedillo quien es comisionado de la ONU para aliviar la pobreza en el mundo enriqueciéndose él a costa de los demás. Si no pudo como mandatario sino dejar una estela de miseria, ¿cuáles son sus atributos para semejante nombramiento a no ser que la ONU vea al mundo al revés? Los señores peña y zedillo se fusionan como dos gotas de agua mientras en otra cubeta el aceite salinista copa al mandatario actual.
Pura basura que se arroja al rostro de los mexicanos, como si no hubiera inteligencia colectiva y sólo fuéramos capaces de tropezar cien veces con la misma piedra. ¿Es esto digno de un pueblo tantas veces valeroso y cuya historia se escribió y escribe con la sangre de los mártires y no con los escondites de los cobardes?
Para honrar a México no caben las medianías, ni los intereses corporativos, ni los aullidos de los lacayos. Sólo hace falta la voz de quienes buscan justificar su paso por este mundo legando un país mejor, libre, hasta donde sea posible, de las mafias del poder.#cerocobardía, amigos lectores. Se acerca el día de la soberanía popular: 14 DE OCTIBRE. PARO NACIONAL.
Debate
Aseguran que nuestro mercado financiera recibe inyecciones millonarias de dólares cada día. El promedio es de cuatrocientos millones de verdes divisas que son saqueadas, casi de inmediato, por los consorcios especulativos del exterior, estadounidenses e hispanos sobre todo. Y nada hace la postrada Secretaría de Hacienda, ni su titular, el presidenciable luis videgaray caso, para intentar detener una fuga similar a la de 1982 cuando la tribuna camaral pareció convertirse en un festín de jaurías: “como un perro…”
A la grave conflictiva política –“aterradora”, la calificó la escritora Elenita Poniatowska-, se suma el desastre financiero a causa de una administración incapaz de detener el flagelo de la devaluación del peso y la caída de los precios del petróleo. No imagino cómo podrá funcionar un presupuesto de egresos, basado en el precio del barril de crudo a cincuenta dólares por barril, cuando éste fluctúa, en el mejor de los casos, entre treinta y cuarenta dólares.
Una catástrofe que también impacta a los mexicanos que viven en los Estados Unidos, decididos a convertir el PARO NACIONAL del 14 de octubre en el “Día sin Mexicanos” para hacer valer sus derechos. Ya cientos ayunan en Los Ángeles en protesta galopante contra la ominosa e hipócrita represión estadounidense y la ausencia de fuentes de empleos en México, señal de los verdaderos estereotipos de un gobierno putrefacto.
Sería penoso que en los Estados Unidos prendiera la chispa de nuestra dignidad mexicana porque en México no seamos capaces de actuar sin cobardía.
La Anécdota
Los rectores de la UNAM tienen un cierto parecido con los permanentes aspirantes a ser candidatos independientes: Juan Ramón de la Fuente Ramírez y Jorge Castañeda Gutman –el ex canciller foxista que nunca encontró un sitio exclusivo para él entre la izquierda y la derecha-.
De Juan Ramón puedo decir que fue mi condiscípulo en el Centro Universitario México y lo conozco bien; llegó a la secretaría de Salud, con ernesto zedillo en la Presidencia, por recomendación de su padre quien era, a su vez, el psiquiatra de cabecera de Nilda Patricia Velasco la “primera dama” de entonces; no niego que me irrita el numen de los títulos aristocráticos mexicanos.
Cuando pregunté a peña nieto, en su condición de gobernador mexiquense, su opinión sobre De la Fuente –“2012: La Sucesión”, Océano, 2010-, me respondió:
–Sé que fue un buen rector de la UNAM; pero no lo visualizo en ninguna otra circunstancia ni cargo.
Quería decir, interpretando las siempre ambiguas palabras de peña, que no se había mostrado como un hombre clave en ninguna otra parte… y desde su salida de la UNAM, hace ya ocho años, tampoco.
Es bueno valorarlos antes de que caigamos, buena parte de quienes aborrecen a las dirigencias partidistas, en un nuevo timo del sistema.