Rafael Loret de Mola – Consignas Triunfales
- Consignas Triunfales
- Tenía que ser… Peña
- Los Árboles del D.F.
Por Rafael Loret de Mola
¿Vale para algo el poder Judicial cuando ante la evidencia criminal, abrumadora, acerca del actuar de los líderes de los llamados “Zetas”, llevan en los corrillos oscuros el proceso para liberar a Omar Treviño Morales, “Z42”, líder del grupo y uno de sus más sanguinarios representantes? Una vez más nos enfrentamos a un caso procesal plagado de lagunas jurídicas y rebosante de intereses soterrados. Es muy fácil: se captura a un delincuente mayor –sobre todo los de cuello blanco-, se le fabrica una instrucción al vapor llena de errores y se le facilita así su salida de la prisión bajo el alegato de las denuncias infundadas… aunque el cuerpo del delito esté en las narices de los jueces.
Lo mismo en el caso de las extradiciones en las que nuestro gobierno gastaba mucho –ahora ni se preocupan por ello porque la impunidad se extiende hasta la Patagonia-, cuyos fundamentos estaban cargados de fallos a priori y acusaciones sobre el punto menos álgido… para que ya no pudieran ser sometidos a juicio por los delitos mayores pues en las leyes respectivas se establece que el deportado sólo puede ser juzgado por los ilícitos señalados y supuestamente fundamentados en la petición original. Por ello, se han salvado de la cárcel personajes tan turbios como Óscar Espinosa Villarreal, Ángel Isidoro Rodríguez “El Divino” y Carlos Cabal Peniche. ¿Los recuerdan?
Como cada caso dio paso a un escándalo mediático, ante las acciones grotescas, sencillamente la Procuraduría General de la República dejó de realizar ejercicios similares, como si los pillos no tuvieran ya el amparo de la lejanía. Ni siquiera se molesta a los tantos sinvergüenzas que salen del país sin ser requeridos por sus graves faltas ni son llamados a declarar a las embajadas como en su momento debió hacer carlos salinas de gortari, en Dublín, al declarar sobre los crímenes contra Luis Donaldo Colosio y el cuñado del primero, José Francisco Ruiz Massieu. Hasta la fecha se desconoce el expediente respectivo y la falsa “transparencia” no permite el acceso al mismo por tratarse de un “asunto que involucra la seguridad del Estado”. Los círculos viciosos siempre llevan en el centro de la mesa la genealogía de la corrupción acaso forjada por los artesanos de Metepec, expertos en crear los maravillosos árboles de la vida olvidados, como diremos más adelante, en la más brumosa capital del orbe.
Ahora, llegan los “Zetas” –curiosamente adoptaron el nombre del semanario fundado por Jesús Blancornelas en Tijuana y cuyos reportajes le costaron varios atentados con secuelas hacia su muerte-, y manejan las consignas a todo vapor coincidiendo, además, con dos nombramientos tan recientes como controvertidos: la llegada de Eduardo Medina-Mora Icaza, accionista de Televisa y ex procurador calderonista, a la Suprema Corte de Justicia dejando atrás la embajada de México en los Estados Unidos; y la de Arely Gómez González Blanco a la Procuraduría General, luego de dejar una diputación federal y pese a ser hermana del vicepresidente de noticias de la misma empresa mencionada. ¿Sólo coincidencias?
Queda claro, por supuesto, que hay un revire siniestro entre los mafiosos de mayor poder territorial. En primer lugar, se intentó asfixiar a los “Zetas” capturándose a Miguel Treviño Morales, “Z40”, el 15 de julio de 2013; fue el primer operativo de gran calado en el sexenio peñista y ello parecía indicar que la lucha se avizoraba clara contra el grupo acaso más sanguinario y radical. Pero, en febrero de 2014, las cosas comenzaron a cambiar.
El 22 de aquel mes, en un operativo gigantesco por parte del ejército y la marina, con los consiguientes marines camuflados de los Estados Unidos –dos de ellos lo custodiaron hasta el penal-, fue capturado, sin la menor resistencia, el “capo” más buscado del mundo y el número uno entre los enemigos públicos desde la muerte de Osama bin Laden: Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera. Nadie pudo explicarse cómo este personaje, por lo general rodeado de un ejército de sicarios, debió huir por el desagüe de Culiacán y luego refugiarse, si tal puede decirse, en un centro turístico de segunda en Culiacán en donde sólo tenía uno solo hombre en el lobby, medio dormido, en espera de los captores. Un cuento que ningún informador con suficiente calado puede tragarse.
Ahora “El Chapo” lidera a los rehenes del penal de “alta seguridad” del Altiplano considerando que las condiciones en las que subsisten son infrahumanas, sobre todo en lo relacionado con la comida agusanada. A diferencia de otros reos de su nivel, a éste le ha ido bastante más, sobre todo luego de ser traicionado por sus lugartenientes, el “Mini Lic”, Dámaso López, y el mediático Ismael “El Mayo” Zambada quien se ha dado el lujo de mostrarse hasta en la portada de uno de los semanarios de mayor cobertura, “Proceso”. Curioso: tras la caída de Guzmán Loera el interés se centró en los cárteles de Michoacán y Guerrero y los mencionados abandonaron la memoria colectiva.
No olvidemos que “El Chapo” se dio el lujo de amenazar por teléfono, en mayo de 2008 y luego de un operativo en el palenque de Metepec destinado a capturar a Ignacio Coronel Villarreal, su segundo entonces, al gobernador mexiquense, nada menos enrique peña nieto, a quien le aseguró que no llegaría a la Presidencia. Las cosas salieron al revés y según parece, poco a poco, las alianzas fueron pasando de un lado a otro lo que conlleva un alto riesgo para la seguridad del mandatario sobre todo porque las mafias no perdonan las traiciones. Por ello, claro, por ser lineal con su tolerancia, a nadie se le antoja tocar a felipe calderón.
De allí que no extrañen las estrategias, acaso planeadas por Aurelio Nuño responsable de la oficina de la Presidencia, para golpear a los periodistas críticos o a los reporteros que descubren algunas de las corruptelas mayores de la actual clase política, como las célebres casas blancas de los peña-rivera. El caso del equipo de Carmen Aristegui, despedidos de manera arbitraria luego de los reportajes respectivos sobre las mansiones de la corrupción, es una buena muestra de ello: se castiga, pasado el temporal o el ojo del huracán, a quienes denuncian ejerciendo la libre expresión a través de empresas conectadas con el poder y dependientes de éste. Los periodistas, tantas veces, son obligados a defender los intereses corporativos por encima de los generales y acaban ellos siendo objeto de duros señalamientos si obedecen a sus jefes; sucede lo mismo en los periódicos “encadenados” que mantienen líneas específicas y obligan a sus empleados a seguirlas o ser despedidos. Este es el dilema que se vuelve mayor cuando las presiones vienen de las oficinas de la Presidencia convertida en una guillotina de libertades.
No podemos silenciar tales hechos. Regresamos a los tiempos de las consignas más abyectas del poder Ejecutivo lo que se extiende a través de sus sicarios judiciales como la procuradora Gómez y el Ministro Medina-Mora. Poco importan los nexos comerciales de los mismos sin con ellos se garantiza el buen andar de los lineamientos de Los Pinos. Esta es la mecánica imperante bajo los dominios del peñismo sin escrúpulos.
Las motivaciones son oscuras aunque ya estén ante la luz pública: sancionar la verdad y liberar a las complicidades. A este ritmo nos vamos a quedar sin disposiciones en las cárceles ya hacinadas. Pero suele ocurrir que al cometerse injusticias de tales niveles, en cuestión de tiempo los acusadores son quienes estarán destinados a ocupar los sitios de los reprimidos o los de los pillos de altos vuelos protegidos hasta los dientes. Y mientras los agentes extranjeros con armas se pasean por la República. ¿Quiénes son ya los dueños de nuestro país? Desde hace tiempo, no los mexicanos.
Vuelvo a insistir, ante esta secuela lamentable: cero cobardía.
Debate
No sé por qué, pero tenía que ser Peña. Y es que el director general de HSBC en México, Luis Peña Kegel, insiste en que “su” banco, señalado como uno de los grandes lavaderos de dinero sucio en el mundo, tiene el “sistema más avanzado” para detectar al dinero sucio. Simple y llanamente una mentira monumental que tolera e incluso prohíja la secretaría de Hacienda y, claro está, su titular luis videgaray caso.
En diciembre de 2012, el HSBC, de origen británico, fue señalado porque a través de sus mecanismos “lavó” más de ochocientos millones de dólares provenientes de la “Confederación de Sinaloa”, es decir del “Chapo” Guzmán como líder único entonces de esa organización a la que intentó acercarse el gobierno de calderón por cierto a través del difunto Juan Camilo Mouriño Terrazo –menos estatuillas en Campeche y más justicia cabría exigir para su memoria-, hasta convertirse en el “preferido” de las mafias mexicanas de acuerdo a una investigación de la inteligencia estadounidense.
Como consecuencia, el banco referido pagó una multa por mil 920 millones de dólares ¡al gobierno de los Estados Unidos! De esta manera, contribuyeron los clientes de esta “institución” no sólo a financiar a los capos sino a la norteña nación, siempre abusiva y prepotente, y no al país en donde se generaron las rutas para el dinero mal habido, sucio, resguardado con ventajas por los “probos” súbditos de la casi nonagenaria Isabel II. Negocios triangulados con ventajas para los dos grandes aliados anglosajones.
¿Cuántos años más estos bancos seguirán gozando de la complicidad de las autoridades financieras mexicanas? Los mismos que dure la pasividad de los mexicanos ante los abusos financieros.
La Anécdota
El origen del mal se sitúa en el sexenio de Manuel Ávila Camacho, general de división y último mandatario militar de México, siendo regente de la ciudad de México el hidalguense Javier Rojo Gómez, cuando por una medida absurda se ordenó la tala de los árboles que rodeaban a la urbe para, supuestamente, abrir mayores espacios para la industria; consecuencia de ello fueron las tolvaneras que, a cada rato, solían asolar a la metrópoli y que contribuyeron al esmog que ahora se atribuye a la contaminación ambiental por efecto de los quemadores industriales y, sobre todo, la circulación vehicular.
Siete décadas después, el gobierno de la ciudad no entiende: en Mixcoac para construir un túnel se talaron 800 árboles sin que los vecinos accedieran a la realización de esta obra. Es decir, se hace sin el debido consenso como en los estados totalitarios y sin inclinación alguna por la consulta que es fortaleza de la democracia. Otro severo golpe a los deteriorados y enfermos pulmones de la ciudad.
¿Habrán previsto siquiera la construcción de nuevos hospitales destinados a atender las enfermedades de las vías respiratorias o ni eso?