Rafael Loret de Mola – Apuntes no Festivos
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- Seguir en el Clóset
- Una Broma “Catalana”
Por Rafael Loret de Mola
Me sentí extraño. Lo confieso. Hace un año exactamente, subí a mi página de Facebook, en la que están acreditados 50 millones de internautas en México –una cifra por sí sorprendente y que revela que una sola persona puede inventarse personalidades anónimas para el cobardeo bombardeo retórico contra las ideas “peligrosas”, un término más cercano al fascismo que la democracia-, diversas alegorías sobre el día de nuestra Independencia, incluyendo los vítores correspondientes que, hasta hace muy poco, sentíamos como vitales puntos de identidad.
Y, como nunca antes –ni siquiera días después de que el plantón de Andrés Manuel López Obrador dejó el Zócalo en las vísperas del “Grito” para no volver más a instalarse-, llovieron varios comentarios acerca de que no había nada por festejar en alusión a la “represión” sufrida por los maestros en rebeldía de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación cuyo fondo sus propios dirigentes promocionaron: la entrega de nueve mil plazas más de maestros, acaso con la idea de sustituir al sindicato con una dirigencia ad hoc a ellos, para dejar la ciudad de México y retornar a las aulas.
Desde luego, con la tendenciosa información oficial, tal no es el numen de la controversia ni mucho menos: se trata de exigir no sólo respeto sino dignidad para millones de alumnos que se forman en aulas de alto riesgo, sobre los ductos de PEMEX porque allí los predios son más baratos y no hay nadie que lis use, y con muy pobre o nula higiene; es obvio que los males gástricos y de toda índole crecen al ritmo de las bacterias, también las de un gobierno putrefacto, mientras se reprime y humilla a quienes se atreven a alzar la voz. Hay gráficas, con decenas de protestantes sin ropas y acostados ante pelotones de granaderos, que exhiben un evidente paralelismo entre lo ocurrido en 1968 y cuanto parece estar fraguándose en este 2015, el año del horror.
Bajo este gobierno ningún mexicano está libre de ser alcanzado por la espalda o incluso ser blanco en el extranjero –como sucedió en Egipto-, de aviones militares que acaso dispararon como si hiciesen pruebas para el combate a costa de las vidas de los mexicanos. ¿Qué se espera para señalar al embajador egipcio, el farsante y mentiroso Yasser Mohamed Ahmed Shaban, como persona non grata y expulsarlo del país al que afrentaron sus superiores concatenando mentiras?
Mientras el gobierno mexicano no sea capaz de velar por nuestra soberanía e integridad seguiremos atestiguando los horrores, la desvergüenza de considerarnos tan débiles que ni siquiera merecemos ser tratados como seres humanos. ¡Los estadounidenses han delineado que la vida de uno de los suyos vale más que la de cien mexicanos! Y no sé cuál sea la proporción en África o en Europa en donde los farsantes dicen preocuparse por la emigración desde Siria al tiempo que alzan barricadas, ordenadas por el Cuarto Reich, para repelerlos en Alemania.
Hablemos de nuestra Insurgencia. Acudí al Auditorio Nacional, la noche del quince, a escuchar el magnífico concierto del tenor mexicano, de alcances universales, Fernando de la Mora quien, a la hora de dar cauce a la transmisión en directo del “Grito” debió arengar a los asistentes a entonar con el corazón el Himno Nacional ante las voces de varios grupos que clamaban porque siguiera él recordando las baladas, danzones y sones tan extendidos en la gran patria mexicana; esto es, como protesta explicable, si bien dolorosa, contra el gobierno peñista pasando encima de los símbolos patrios y de una celebración única, la ceremonia del “Grito”, que otrora nos identificaba a todos y ahora concita indignación ante la visión de la borregada y el corralito en el Zócalo, anatemas para el impopular mandatario, perdida toda legitimidad política. Una semana antes, normalistas jóvenes fueron reprimidos y vejados por los nuevos bárbaros que quieren imitar a sus iguales de 1968. ¡Malditos sean!
Lo anterior, sin duda, deviene de una confusión atávica derivada de los vicios del sistema al que se repele: se interpreta igual el concepto de nación, estado, patria y presidente, como si fueran lo mismo, en una exacerbación de la ignorancia colectiva. El presidente, mandatario –quien obedece- es el titular de uno solo de los poderes d la Unión que conforman gobierno; la nación es el colectivo en el que todos estamos; el Estado, la consolidación de una idiosincrasia que permite exaltar nuestra soberanía –esto es el poder que no reconoce a ninguno superior-, la de una patria para hombre libres. Cada concepto en su lugar, aunque la transcripción sea superficial por razones de espacio, más allá de las vendettas políticas al nivel de las de las verduleras.
Debo contarles que hace cuatro años, en 2011, acudí igualmente al maratón de canciones mexicanas del mencionado tenor y no hubo tales expresiones cuando apareció en pantalla en nefasto calderón –minúsculas-, acaso porque se respetaba a los símbolos que portaba y aun considerando su escaso patriotismo, blindado por miles desde las celebraciones del bicentenario de la gesta de Independencia, motivo más que suficiente para ganar millonadas bajo la gerencia de la entonces vicepresidenta de facto, Patricia Flores Elizondo, quien se llevó, literalmente, “el gato al agua”. Pero, sin crispación y a semanas de resolverse las candidaturas presidenciales, los coros populares no fueron agresivos salvo alguno que otro exabrupto, entre ellos el mío, para lamentar la escasa dignidad del mandatario en turno y la vergüenza de que fuera él, “jelipe”, quien aireara la bandera tricolor de nuestras poesías infantiles, arrinconadas en algunos lugares de nuestra memoria. Me confieso.
Hoy ya se perdieron los valores tradicionales con base en la depauperación colectiva, en picada desde la implementación del neoliberalismo en 1990 bajo el mandato del execrable salinas –minúsculas también-, y los autoritarismos represivos que, por ejemplo, durante el periodo de calderón fueron constantes y exagerados: mil soldados rodeaban la residencia oficial de Los Pinos y sólo los panistas tenían acceso al Zócalo para vitorearlo a él y no a los “héroes que nos dieron patria y libertad”. Sucede lo mismo en estos tiempos de oprobio cuando a la “reina” Angélica se le pagan 50 mil pesos diarios por sus actuaciones como “primera dama” –no es primera ni quiero referirme a lo otro- mientras sus ajuares son de mayor costo que el ahorro de la cancelación de la tradiciona cena de gala con los embajadores.
Resulta que a Peña, de cuyo “Despeñadero” me ocupo desde 2013, le pasan enteras las facturas heredadas por la derecha; su pecado, darles continuidad y forma sin formalizar causas judiciales contra su predecesor y sus esbirros.
Tal fue el síntoma inicial, hace dos años, para sentir que el priísta no optaba por recoger las banderas sociales de la posrevolución sino dar mayores espacios a los pendones retrógradas, con una diferencia: cuando menos ha tenido cierto valor para dar un paso al frente, aun cuando concitara las protestas de millones de afectados, a diferencia de los cobardes antecesores que lo dieron hacia atrás, refugiándose en las faldas de la señora marta, uno, y en los galones militares, el otro. Lo demás, incluida la parálisis casi general, fue consecuencia.
De democracia, nada. No hubo consensos sobre la reforma energética sino propaganda poco convincente a posteriori; y lo mismo en el renglón hacendario que fustiga más a la clase media que a los empresarios en nueva audición de Televisa para la segunda puesta en escena de “Los Ricos También Lloran”. Y, por supuesto, todo ello se volvió polvorines en manos de los dirigentes magisteriales, otrora opositores al cacicazgo de la señora Gordillo y ahora presuntos continuadores de la misma –esto los inhabilita moral y políticamente aunque algunos despistados no caigan en cuenta-, que han sumado los rencores vivos de, ahora sí, la mayor parte de los mexicanos excluidos de un gobierno que se dice democrático… y se mantiene con la voluntad de uno de cada cuatro mexicanos. Los absurdos no pueden ser mayores.
Finalmente, evaluemos. No tengamos miedo a ser mejores sino responsables de crecer, personal y profesionalmente. Para lograrlo necesitamos construir un andamio distinto, sin fraguas con maridajes indignos, esto es un nuevo sistema político, para dar cauce a una democracia de verdad con la soberanía popular como bandera. 14 DE OCTUBRE. PARO NACIONAL Y DÍA DE LA SOBERANÍA POPULAR.
Debate
¿Y el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa? Todo un caso: alegó en 2013, para no ir a los fastos por la insurgencia triunfante, doscientos tres años atrás, que deseaba pasar la efeméride con su familia. En tal caso, claro, cualquier funcionario puede alegar lo mismo para insistir en que sus labores y representatividades públicas están en un segundo, alejado plano.
Mancera prefiere mantenerse en el clóset, sin definirse siquiera como izquierdista ni potar por alguno de los partidos de esta ideología que lo postularon creyendo con ello mantener cierta frescura al frente de la ciudad más compleja del universo; y nos encontramos con alguien deseoso de permanecer en los armarios de casa porque no encontró agujeros para enterrar en ellos la cabeza, igual a los avestruces. Si con Marcelo Ebrard Casaubón, con fama de ser golpeado por su primera mujer, Mariagna Prats, el contexto y las acepciones del término eran otros, con Mancera deben formar línea respecto a su patológica incertidumbre que se basa en el desconocimiento de cómo debe actuar en política. Por eso tardó tanto en explicarles a los maestros que su deber primero se concentraba en la salud de la ciudadanía defeña. ¿Será por esto que habló Mancera, durante su primer informe, de la “independencia” de la ciudad de México como anuncio de una especie de escisión del conjunto nacional? Debiera aclararlo…antes o después de que salga del armario de las indefiniciones.
¡Pobres de nosotros, rehenes de pugnas que no son nuestras, sectarias o facciosas, como si estuviéramos en la condición de estar bajo libertad condicional! Y, para colmo, los postulantes presidenciales están enfermos –con sendos infartos los de la izquierda-, o son efecto de la amnesia colectiva, como la Margarita de calderón, quien parece apostar a que nadie recuerde que fue ella quien gestionó la concesión para administrar guarderías infantiles en Sonora a su prima Altagracia. ¡Tengamos memoria, mexicanos!
La Anécdota
En Cataluña, con Arturo Mas al frente de la llamada Generalitat –o Gobierno Autónomo, para decirlo en la preciada y preciosa lengua de Cervantes y Alfonso Reyes, Juan Rulfo, Paz y Fuentes-, se resolverá el tema de la “soberanía”, un término que equivocadamente se otorga a las entidades federales de México, más bien autónomas. Será dentro de cuatro días cuando se realice el plebiscito anunciado y esperado que puede romper a España. Mientras, el torpe y oscuro presidente español, el franquista Mariano Rajoy Brey, se envuelve en sus propias contradicciones… ante la inminencia de la declaración independentista de la región catalana otrora vanguardista y con deseos de separarse cuanto tenga olor español… salvo si se trata de jamones ibéricos.
Queda confirmada la razón por la cual, en 2009, se prohibieron las corridas de toros en la región aludida que prefiere mirar hacia Francia… en donde también se celebran festejos taurinos en todo el sur en los antiguos y magníficos coliseos romanos. Ahora, la declaración por permitir la realización de las corridas ya no va en los titulares pero sí en los interiores de los diarios en donde se pretende votar anulando la objetividad esencial. Lo interesante de la cuestión es que la sinrazón triunfa, a veces, pero no puede permanecer siempre.