Rafael Loret de Mola – Símbolos Agraviados

Rafael Loret de Mola - Símbolos Agraviados

*Símbolos Agraviados
*Perdones Históricos
*Los Gritos de Trump

Por Rafael Loret de Mola

Allá por el principio de la década de los ochenta del siglo y milenio anteriores, los símbolos nacionales –la campana de Dolores, la bandera, la Constitución y el texto del Himno Nacional-, fueron paseados por casi todo el territorio nacional si bien con marginación del sur. Así llegaron a Dolores Hidalgo, Guanajuato, a tiempo para la ceremonia del “Grito” que encabezó el entonces mandatario, miguel de la madrid hurtado –tío de la mujer más aborrecida del país, con las alas de gaviota quebradas-, mientras un guanajuatense –como ironía del destino-, Ramón Aguirre Velázquez, hacía sonar un bronce apócrifo desde el balcón central del Palacio Nacional. Un pequeño resumen de cuanto ha sido la historia del centralismo simulado.

Rafael Loret de Mola - Símbolos Agraviados

Recuerdo que, en 1968, con la juventud exaltada y una buena parte de los mexicanos hastiados del autoritarismo presidencial –cuando en Sudamérica se señalaba a los “gorilones” cuyas botas aplastaban la voluntad cívica-, un grupo de indignados se permitió la osadía de levantar un pendón de huelga en el asta central del Zócalo capitalino; años después, con la derecha campeando sobre el horizonte y el tibio y medroso calderón blindado en Los Pinos, otro grupúsculo, de Greenpeace –quienes no pocas veces imponen normas antinaturales para salvar, dicen, al globo terráqueo-, hizo lo propio izando un banderín de su organización en demanda contra las muertes de delfines y no sé cuántas cosas más.

El caso es que, antes de los terribles sucesos de Tlatelolco que marcaron a varias generaciones de mexicanos –la mía, entre ellas-, se dispuso de un ritual especial para desagraviar al lábaro patrio por los excesos –acaso promovidos por la ignorancia y el frenesí- de quienes pertenecían al Consejo Nacional de Huelga de la UNAM extendido hacia otras importantes academias y con apoyo de centros de educación superior en diversas partes del mundo. Y aquello sirvió, en cierto modo, para intentar desacreditar al movimiento social por el error cometido al usurpar el sitio exclusivo para el lábaro patrio.

La derecha, en cambio, se tomó el agravio de Greenpeace con una naturalidad que rayaba en el desinterés y bajo el alegato de no darle importancia a un hecho arrebatado que no pasaría de la anécdota. No se percató el infeliz de calderón –cuya esposa no cesó en su intento de maquillarse para el Papa en busca de la ansiada fotografía para avalar acaso sus pretensiones de ocupar, de nueva cuenta, la residencia oficial de Los Pinos, esto es una quimera por donde se le vea si este pueblo tiene memoria-, de la gravedad de su omisión ante una descocada organización extranjera que se ha arrogado la facultad de gobernar a la naturaleza mundial así como los Estados Unidos pretenden, a través de sus mandatarios, desempeñar un papel que nadie les ha otorgado fuera de sus fronteras: el “liderazgo del mundo libre”. Falacias.

Contado lo anterior, el Estado de Derecho y la sede del Ejecutivo Nacional en el centro neurálgico de la capital del país fueron tremendamente exhibidos por la torpeza del presidente peña nieto al permitir no sólo la presencia del Papa en el recinto central del poder presidencial sino habilitar, con miembros de la farándula invitados por la anfitriona selectiva Angélica Rivera Hurtado, los vítores al guía espiritual de la mayor parte de los mexicanos si bien no de todos ellos como se reiteró oficiosamente.

A decir verdad, y debo decirlo para expiar mis pecados profesionales, me sorprendió encontrar, sobre todo en las redes sociales, un número mayor de descalificaciones que apoyos hacia el periplo del Papa que culminó, valerosamente, desafiando a la frontera más transitada del mundo y la de mayor represión contra los migrantes con la habilitación legal de los llamados “minutemen” para detener la entrada de indocumentados al tiempo de que se aprovecha la mano de obra de éstos abaratándola por si clandestinidad. ¡Cuántas hipocresías al calor de la falsa democracia y de la libertad bajo las reglas de la gran potencia de nuestra era!

Por todo ello, naturalmente, las absurdas bravuconerías del “pato” Donald Trump, señor del concepto imperialista que avala la expansión de los intereses estadounidenses –aunque, hace meses, Carlos Slim Helú le recordó que él también es mexicano y patrón de Trump en no pocas empresas-, a costa de advertir al gobierno de nuestro país por no detener la oleada emigrante y exigiendo la construcción de un muro a lo largo de TODA la frontera, costeado por nosotros además, para detenerla a mansalva y proteger así, dijo, la seguridad de los estadounidenses… que hipócritamente se benefician de los “ilegales” explotándolos y pagándoles mucho menos por sus labores… aunque aun así les resulta más redituable que empelarse en México con ingresos mínimos miserables.

Hace una semana, antes de despedir a Francisco, el señor peña nieto dijo que estaba “empeñado” en construir una mejor nación. ¿Cómo lograrlo, pregunto, ante actos de sumisión tan grandes, protagonizados por él mismo, al no responder y defender la soberanía nacional de los embates discursivos del acelerado “pato” Donald? ¿Y al hablar del laicismo en México como eje de nuestro Estado de Derecho mientras colocaba al centro del poder central al “Vicario de Cristo”, esto es como reza la dogma eclesiástica, al jefe de la llamada Santa Sede?

Porque resulta que se trucaron los valores y los deberes. El Papa, por ejemplo, salió en defensa de los emigrantes, sobre todo mexicanos, al filo de la frontera norte de nuestro país en donde la concentración de agentes estadounidenses no era sólo para facilitar el acceso a México sino una advertencia para cuantos quisieran violentar los puentes internacionales –esto es cruzándolos sin papeles ni visas, signos, por cierto, de la desigualdad diplomática-, aprovechando la presencia del alto prelado en el filo de la navaja. Pro fue él quien, como Pastor, respondió al descocado Trump cuya carrera por la presidencia del vecino del norte es la mayor amenaza para la estabilidad y desarrollo de México.

A su vez, peña nieto no ha sido capaz de invitar a un desagravio por cuanto significó la llegada en masa de la alta jerarquía católica, cardenales y obispos incluidos así como los asesores del Pontífice, al Palacio Nacional a pesar de que con ello se violaba la ley cancelándose la Reforma juarista y la laicidad del Estado de manera simultáneas, bajo los aposentos en donde gobernó y murió el inmenso Benemérito de las Américas.

Sólo faltó a Francisco –además de las omisiones sobre los desaparecidos en México, de quienes son símbolo los padres de los 43, o 42 de Ayotzinapa considerando que uno era militar en activo-, desvirtuar cuanto representó Juárez, en la ciudad que lleva su nombre, para la salvaguarda de la República y la confiscación de las propiedades de “manos muertas”, esto es inmensas heredades en poder del clero absolutamente ociosas. De no haberlo hecho, México no hubiera podido levantarse tras la cruenta ocupación austro-francesa. Ahora podría hablarse de una perentoria invasión romano-argentina para imponer un orden distinto, con privilegios para las iglesias, que no ha pasado por el Congreso de la Unión.

El hecho es que hoy, al celebrarse el día de la bandera, que resume en sus tres colores los ideales republicanos –aunque alguna vez, infortunada vez, fue infamada con una corona sobre el águila de las alas desplegadas-, alguien debiera explicar cuáles fueron los argumentos que imperaron para romper la esencia del mandato constitucional adaptándola a los intereses perentorios del peñismo, tan bien aprovechados por los mandatarios estatales –sobre todo el perredista Silvano Aureoles Conejo, de Michoacán, quien a punto estuvo de ser contenido por un guarda de seguridad de Francisco por su insistencia de pasearlo por todo el aeropuerto de Morelia-, de principio a fin.

El chubasco ya pasó. Nos empapamos una semana pero ya las ropas están secas. Pese a ello, las afrentas han sido recogidas por la historia y el único deudor será el presidente peña. ¿Lo habrá notado ya o le importa un bledo como todo México, al que desea se convierta –porque acaso para él no lo es-, “un mejor país”?

Debate

Me viene a la cabeza el impresionante discurso inicial de josé lópez portillo –un gran orador a trueque de su frivolidad inmensa-, al tomar posesión de la Presidencia el primero de diciembre de 1976, hace ya casi cuarenta años, cuando solicitó a cada grupo humano de México mayor entrega y constancia; pero cuando tocó el turno a los indígenas, quebrada la voz, sólo pudo expresar:

–(A ellos) sólo puedo pedirles perdón por no haber acertado a sacarlos de su postración.
Cuatro décadas más adelante, sin que las condiciones sociales hayan variado, Francisco expresó lo mismo, solicitando perdón a los indígenas y exaltando la figura del Tata –papá- Vasco –de Quiroga, español de origen-, y no la del Tata Lázaro que representa la verdadera liberación de las desigualdades sociales, en el acto de Morelia a donde arribó con el báculo del misionero recordado. De vivir, ¿habría estado el general Cárdenas en un acto así? Pienso que sí, sobre todo porque jamás cerró los oídos ante cualquier posibilidad de debate. No como ahora.

Los perdones ya no caben ante el martirio recrudecido de los marginados; y las palabras saben a poco cuando no se toman las medidas necesarias para implementar los grandes cambios demandados por la sociedad en su conjunto, sobre todo la limpieza moral de los religiosos que han desprestigiado a la Iglesia con sus abusos y depravaciones. ¿Son sólo el seis por ciento, como dicen sus jerarquías? Pues, entonces, deben abrirse las prisiones necesarias para albergarlos en vez de que estrenen parroquia acechando a nuevas víctimas.

Los perdones no significan olvido sino reclamo de justicia; sólo así, como hizo San Juan Pablo II con su agresor Alí Agsa al visitarlo en prisión pero sin pedir su excarcelación, podrá alcanzarse la tranquilidad de conciencia, la base para sostener los pretendidos abrazos entre víctimas y victimarios.

La Anécdota

Aborrezco al “pato” Donald Trump; y es real el riesgo de que llegue a la presidencia de los Estados Unidos ante los devaneos de los demócratas y la caída de la credibilidad de Hillary Clinton y el poco fuelle de “Bernie” Sanders. ¿Cómo serían las relaciones bilaterales con un personaje xenófobo como Trump y un mandatario mexicano vulnerable por el desprestigio de su partido?

La partidocracia mexicana está por los suelos y ésta es su peor hora. No hay manera de repeler a Trump sin romper las reglas de una interrelación sesgada, siempre vulnerable para México. Si llegase a obtener la victoria el ricachón sería, sí, un desastre para México. ¿Cómo prepararnos para atajar, desde ahora, esta probabilidad que, por desgracia, crece cada día? Ningún mexicano bien nacido puede permanecer con los brazos cruzados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *