Independientes Tuertos y peña DIVIDE Y DESTRUYE
Por Rafael Loret de Mola
¿Reunir 840 mil firmas para poder acceder al registro como precandidato independiente? La suma no cuadra: 72 millones integran el Padrón Electoral y de ellos votarán el sesenta por ciento, esto es 43 millones de ciudadanos que creen todavía en el sufragio universal a pesar de las triquiñuelas, la alquimia y los fraudes descarados como en el Estado de México y Coahuila en este 2017. Es cosa de risa: al pulverizarse el voto, el PRI, desde Los Pinos y sin militancia de por medio, cuenta con su “voto duro” olvidándose de un pequeño detalle: Andrés, el de la MORENA inquieta incitadora de pecadores, puede presumir de lo mismo: contar con una cauda de incondicionales que no admiten réplica ni reconocen defectos en el icono. ¡Pobre de aquel que lo cuestione!
Nunca, en la historia de esta democracia nuestra que nació muerte con el maderismo traicionado por los ultrajes militares y los embajadores de Estados Unidos, esto es los beodos victoriano huerta márquez y Henry Lane Wilson –sólo a los expresidentes mexicanos los citaré en minúsculas para diferenciarlos de los demás-, habíamos contemplado tal derroche de cinismo e hipocresía bajo la fuerza de un presidencialismo coludido con los peores, esto es los criminales con dominio territorial sobre nuestra atenaceada patria, desde narcos hasta empresarios saqueadores y siervos de las multinacionales extranjeras: bancos hispanos, mineras canadienses y todo lo demás estadounidense en aprovechamiento de la mano de obra barata de nuestros coterráneos a quienes les regateamos, casi siempre, sus trabajos artesanales. ¿Patriotismo? Ni siquiera decencia.
Con estas cartas van a jugar los politicastros del desastre, ciegos ante una emergencia mayor a la sembrada por los terremotos devastadores: la posibilidad de ser reconocidos, porque ya lo somos, como un estado fallido que permita la injerencia exterior como “guía” y “rectora” de nuestro destino a sabiendas de que los grandes capos ya dominan, extensamente, la perspectiva política nacional. ¿O alguien puede negar que Quirino Ordaz Coopel, gobernador de Sinaloa y gran representante de los cárteles, “palomea”, al lado de peña, a quienes serán aspirantes en 2018… incluyendo a varios abanderados presidenciales.
De ello desprendemos una catástrofe social peor a las acostumbrados pasos de meteoros, cada vez más poderosos, y de los sacudimientos telúricos que las alertas sísmicas son incapaces de prever como el pasado 19 de septiembre tras el burdo simulacro de las once de la mañana.
De igual manera, la sociedad se debate entre votar o no hacerlo bajo el argumento mil veces repetido: si no acudes a las urnas, dicen los jilgueros, dejarás que otros crucen tus boletas por ti. Falso. Como están las cosas, con la histriónica participación de setenta y cuatro incautos que se dicen independientes sin serlo, lo único seguro es que la mayor parte de los mexicanos, cualquiera que sea el vencedor, estará en el bando contrario en una apología de la demagogia, la antítesis de la democracia.
La verdad, estoy decidido a que dejen de tomarme el pelo; y procuraré explicar por qué a mis lectores y amigos.
La Anécdota
Sí, la estrategia de peña es la división; por eso mueve el tapete a los partidos políticos, confronta a los periódicos bajo el sambenito de a cuál les dio más dinero a ganar –El Universal y Reforma están debatiéndolo sin miramientos-, monta espectáculos siniestros para luego trasladar la responsabilidad de las fuentes informativas a los medios masivos, concretamente a la televisión y al radio, para que pierdan aún más credibilidad; azuza a los periodistas independientes mostrándolos como irresponsables y prendiendo en las redes sociales todas las incertidumbres concebibles. Son una cáfila de maleantes, hipócritas y cínicos, es decir la clase política está podrida muy desde a dentro.
Una cuestión es indiscutible, más allá de quienes piensan que salinas y peña se disputan las candidaturas de supuestos títeres –como dice Andrés-, la realidad indica que son otros los intereses predominantes: los de los grandes cárteles, por ejemplo, las intervenciones cibernéticas, acaso provenientes del Kremlin o la Casa Blanca, los intereses de una Iglesia vulnerada en los últimos años por sus vicios terrenales –la pederastia, como muestra-, y el cansancio del ejército en cuanto a sus lealtades. No es poca cosa.