Editorial: Un sueño mexicano
Hoy en día, México es un mosaico de múltiples realidades sociales, en él se respira la pobreza y riqueza a la vez; hay educación, pero no la mejor, donde la política y la democracia son términos displicentes y vacíos; Aquí las instituciones de renombre (IFE ahora INE), buscan sin ton ni son el nepotismo sin control, y resulta que ahora debemos pagar un diezmo por vivir.
Somos un país de oportunidades, sí, pero reprimidas, donde el único que sobresale es el león que sabe cazar, que tiene una posición económica alta y un status social de familia “burgués”. No hay equidad, mientras el chico rico disfruta de su estancia en el Tecnológico de Monterrey, porque así le tocó, el de clase media baja se disputa un lugar en la universidad pública y si no entra, tiene que buscar una escuela privada, con colegiaturas cada mes, o peor aún dejar de estudiar.
¿A quién culpar? ¿A nuestro presidente Enrique Peña Nieto o a sus antecesores? ¿O acaso será que no hay más culpables que el ciudadano mismo, por no saber o simplemente no hacer que se cumplan sus necesidades, mediante las instituciones públicas? ¿A quién de ustedes les preguntaron de la nueva credencial del INE?
La realidad en nuestro país es triste, los mexicanos nos la pasamos hoy en día quejándonos y nuestros líderes disfrutando de sus miles de pesos en sueldos.
La entrada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República, causó revuelos con los cambios radicales que se han ido desenvolviendo durante su mandato, preguntemos por qué tantas “Reformas” e insistencia en que sean aprobadas y cambiadas en la constitución mexicana, eso es lo que verdaderamente importa. Veamos que una de las reformas más llamativas que ha provocado marchas en protesta por parte de la población, es La Reforma Energética.
Hablar de Petróleo, es un tema que hoy en nuestro país es muy controversial. El también llamado “Oro Negro” es una de las características más sobresalientes de nuestra identidad como mexicanos.
En el imaginario colectivo de la sociedad mexicana, por desgracia, se ha enraizado la idea de defender a capa y espada el petróleo como si fuera exclusivamente nuestro. Es por ello que en la actualidad, la apertura del sector energético es vista como una violación a la independencia que nos otorgó nuestro nacionalismo revolucionario.
En pocas palabras, México no se siente capaz de invertir en propias refinerías y tecnología de punta, por lo que las empresas extranjeras son necesarias para llevar a cabo dichos proyectos. Es más, dirigentes del estado Mexicano mencionan que ningún país es capaz de sobresalir por sí sólo, si no es por la ayuda de algún país más. ¿Acaso será cierto? Lo cierto es que México ni con “Oro negro” podrá salir del bache en el que está, si no lo sabe suministrar.
Así podemos hablar de cada uno de los cambios que implica el mandato de nuestro presidente, la reforma hacendaria, por ejemplo, no ha hecho que más y más ciudadanos de clase media, estén sufriendo un crisis económica intensa. Así las cosas: la clase alta y baja se están beneficiando de la clase media, que ridículo pero así es. ¿Cuándo se entenderá que al rico le toca distribuir y no pedir más y que al pobre hay que enseñarle, darle educación, empleo y no la comida en la boca con la “Cruzada Contra el Hambre”? ahora resulta que la clase media, la pequeñas y medianas empresas tienen que lidiar con el problema, que tonto. México vive de la clase media, es la que mueve al país, desgraciadamente lo que se está provocando es un colapso, sin precedentes.
Por: Vanesa de la Rosa Desni