Annabelle, la semilla del diablo
Por Elizabeth Piña Hernández
Cuando sientes que alguien te mira, será mejor que te cuides porque puede estar cerca de ti y puede ser lo que menos te imagines.
Es así como llega a la pantalla grande Annabell del director John R. Leonetti. En ella se desarrolla la historia de una muñeca poseída que ya había aparecido en James WanEl conjuro (, 2013). Quienes ya hayan visto el conjuro recordaran que los protagonistas de dicha película la familia Warren se dedicaba al estudio de caso paranormales, es así como historia de la muñeca llega a las manos de los espectadores para sorpréndenos con escenas llenas de suspenso y terror.
La historia comienza como un mito urbano que cuentan 3 chicos a los Warren acerca de John y Mia Gordon una familia que llegan alquilar una nueva casa en vísperas de que Mia de a luz. Una sorpresa por parte de John trae alegría a la casa pues se trata de la muñeca que más anhelaba. Pero en un abrir y cerrar de ojos el mal se apodera de la muñeca al ocurrir un rito satánico en la casa vecina. Sin duda los personajes se muestran atormentados por ese mal que los asecha a que el miedo que transmite la película es esencialmente psicológico fiel a las películas de las que hace referencia, como el Bebé de Rosemary (Roman Polański, 1968) en el tono fúnebre de la carreola y el mal que trae consigo el satanismo, El exorcista (William Friedkin, 1973) en que la iglesia católica como refugio del mal, Poltergeist ( Tobe Hooper, 1982) en la maldición de la casa y los objetos. Sin embargo hay una referencia que parece más lejana y en realidad es la más sorprendente, se trata del gran parecido que hay entre Rhoda la niña protagonista de La mala semilla (Mervyn LeRoy, 1956) y la muñeca de Annabell, el parecido es simbólico pues físicamente ambos seres aparentan dulzura, inocencia y belleza pero en su interior la maldad es tal que el brillo de sus ojos permite entreverla. Sin duda es una buena opción para aquellos que buscan asustarse.