Un domingo lóbrego para el progreso latinoamericano
Por Ilka Oliva Corado / @ilkaolivacorado / contacto@cronicasdeunainquilina.com
Esa gente zalamera, hipócrita, clasista, que segrega, que da valor a las personas dependiendo su dinero, su apellido, sus contactos y su nivel de escolaridad.
Esa gente que no tiene conciencia alguna, que desconoce la dignidad, que apedrea la Memoria Histórica, que deshonra la sangre de los mártires, que es misógina, patriarcal y aprueba y solapa y ejerce la violencia de género.
Esa gente que no tiene un ápice de humanidad. Esa gente que repite lo que otros dicen, que hace lo que otros hacen, que copia y pega, que no tiene criterio propio, que es incapaz de siquiera de imaginar un análisis salido de su propio seso. Que no cuestiona, que no investiga, que no duda. Que se acomoda, que se deja arrear, que dice sí a todo. Que siempre busca la sombra. Que sale corriendo a esconderse en las primeras de cambio. Que tira piedras y esconde la mano. Que vive de apariencias. Que se da tres golpes de pecho mientras golpea a traición. Que es incapaz de sentir amor. Que es arribista y desleal. Esa gente que este domingo votó por la derecha recalcitrante en Guatemala, Argentina y Colombia. Que con esto apoyó el retroceso. El abuso de Estados Unidos a través de sus embajadas en contubernio con la oligarquía.
Esa gente que no se indigna, que no se estremece viendo niños lustrando zapatos en las calles, picando piedra, comiendo de los vertederos. Esa gente que ve a los adultos mayores como andrajos que estorban. Que ven niñas violadas y embarazadas y las culpan de sus desgracias. Esa gente que hace al sistema impune porque guarda silencio, que quiere ser VIP y que por esto se arrastra, se doblega, se deja humillar, deja que otros despellejen a su pueblo, que vendan la tierra, que exploten al peón. Que pulvericen todo sueño a la juventud que se pudre en la ignorancia y en la opresión.
Esa gente que va a las iglesias y ora y da la paz y su diezmo, que idolatra líderes religiosos y los llama reyes escogidos, ungidos con aceites hechos por algún aparecido, pero que ve una injusticia y la encubre. Esa gente que agravia a los Pueblos Milenarios. Esa gente que es clase media y burguesa, que se cree de sangre azul, que se cree exclusiva. Gente egoísta.
La clase media latinoamericana es la misma, la misma gusanera. Quienes votaron por la derecha recalcitrante son los mismos que niegan el genocidio, a los desaparecidos, que insultan a las Abuelas de la Plaza de Mayo, que obligan a los parias a migrar. Que siguen calumniando a las FARC. Quienes siguen llamando yegua a Cristina. Esa gente que con todo y sus exclusivos grados de escolaridad en universidades extrajeras, le apuesta al capitalismo como proyecto de nación. Que son incapaces de voltear a ver lo que hay en el suelo llano, a ese otro mundo, esa otra realidad que curte.
De los resultados en Guatemala y Colombia no hay mucho por analizar, ambas son colonias estadounidenses, están podridas. La gente letrada es una marioneta. Una vez más los urbanos clasemedieros hipócritas dejaron en desamparo a los parias. ¿Qué se puede esperar de una sociedad que niega su Memoria Histórica y escupe el rostro de sus niños y adultos mayores?
En mi patria Argentina, con todo lo que ha hecho el gobierno de Néstor y Cristina por el país, ver estos resultados que obligan a una segunda vuelta desmoralizan, deprimen, enojan. Scioli debió ganar a la primera, pero ese resultado solo demuestra que la clase media y la oligarquía seguirán siendo traidoras en cualquier país del mundo. No bancar a Cristina con el candidato que propuso es faltarle a la patria y a los sueños de todo un pueblo que durante tantas décadas se vio degradado, saqueado y desaparecido. La era Kirchnerista es lo mejor que le ha podido pasar a Argentina desde la poesía de Evita.
Nunca la tuvieron fácil Néstor y Cristina, ellos construyeron patria e hicieron soñar a todo un pueblo, porque demostraron con hechos que los cambios son posibles, que la dignidad sí existe y se defiende con la vida. Argentina en la segunda vuelta debe abarrotar las urnas y bancar a Cristina, sí o sí, porque bancarla a ella es bancar a Evita, a la patria, al desarrollo, a la honra y a la esperanza.
Me pregunto, qué pasará por la mente de aquellos “analistas políticos progresistas” y de aquellas agencias de comunicación que estuvieron desacreditando a Cristina durante su mandato y con esto apoyando los innumerables golpes blandos, ¿están contentos ahora con estos resultados? ¿Es eso lo que quieren, un Macri como presidente? ¿Un derechista que volverá a vender la patria? Esta gente que se hizo llamar progresista y que desde su desazón de izquierda atacó a Cristina también es responsable de estos resultados. Ahora veremos si tienen los arrestos de dar la cara o como típicos traidores saldrán corriendo a ponerse de alfombra a la derecha capitalista.
Los resultados de este domingo 25 de octubre solo demuestran el enorme esfuerzo que ha hecho Cristina por mantener el país a flote, por apostarlo todo por el pueblo real, el de pies descalzos, por los que acarician quimeras, por las primaveras. Sin lugar a dudas muchos se resistieron que escogiera a Scioli y no a Randazzo y por esa razón se abstuvieron de votar, pues en la segunda vuelta tienen que dejar por un lado las emociones y salir a bancar el Proyecto, de otra forma a la Argentina le espera un futuro siniestro con la derecha en el poder. Es decir: un retroceso de décadas.
Argentina aún respira, tiene pulso, una sola oportunidad en la segunda vuelta para voltear el timonel de regreso al progreso. No es posible el retroceso. Yo sigo bancando a Cristina y al Proyecto, porque confío plenamente en que “la patria es el otro”. En que amor con amor se paga. Mi voto como en la primera vuelta será para Scioli, para bancar a Cristina, a Evita y por ese pueblo honrado que vive en la alcantarilla.
A pesar de este domingo lóbrego para tres países latinoamericanos, no renunciamos y no nos vamos a dejar vencer, seguimos construyendo la Patria Grande Latinoamericana que soñamos y por la que dieron la vida nuestros mártires. ¿Quién dijo que era fácil? Aquí no renuncia nadie. Ningún imperio contra la dignidad de los parias. Ningún capitalismo contra la Patria Grande Latinoamericana.