TRANSMILENIO, DETONANTE DE OBRA PÚBLICA Y ATRACTOR DE INVERSIÓN EXTRANJERA EN BOGOTÁ: CARLOS ACOSTA
- La incorporación del sector inmobiliario en el diseño del Sistema Integrado de Transporte clave del aumento de crecimiento económico y productivo de la ciudad.
Bogotá, Colombia, a 1 de diciembre de 2015
A 15 años del nacimiento de Transmilenio en Bogotá, Colombia, el Jefe de Operaciones de la empresa transportista, Carlos Acosta Rada subraya que uno de los mayores logros de la implementación del sistema BRT (Bus Rapid Transit) fue el desarrollo de obra pública y privada alrededor de las estaciones, lo que a su vez recuperó la inversión extranjera y está impulsando el proceso de recuperación urbana.
“Se logró que se recuperara tanto la inversión extranjera como la inversión en desarrollos de obra pública; las obras trajeron beneficios para la ciudad, se empezó la construcción de edificios y de más conjuntos habitacionales y llegaron más empresas extranjeras”, precisó Acosta Rada y apuntó que tal aumento de inversión extranjera, provocó también la creación de nuevos empleos y elevó la productividad de la ciudad.
Sin embargo, Bogotá cuenta con una jurisdicción muy limitada en materia inmobiliaria, por ello tomaron la decisión de recuperar la zona histórica y céntrica de la ciudad para iniciar un proceso de renovación urbana y recuperación, cuyo objetivo de fondo es impulsar la densificación de la ciudad.
Carlos Acosta explicó en el marco del VII Congreso Internacional “Transporte Masivo: motor del desarrollo” celebrado en esta ciudad, y donde la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM) fue invitada de honor y aliada estratégica, que tras dos intentos infructuosos de incorporar al sector inmobiliario en los procesos de recuperación de la ciudad durante 2008, para 2011 empezaron a coordinar el desarrollo inmobiliario integrando a este sector al diseño y planeación del sistema de transporte.
“La jurisdicción de Bogotá es muy limitada, entonces los terrenos disponibles para poder construir más edificios, más centros comerciales y aún los garajes son pocos, entonces se tomó la decisión de iniciar un proceso de renovación urbana invitando al sector inmobiliario a que presentaran proyectos mientras nosotros veíamos qué entidades del distrito podían hacerlo y como debíamos integrar al transporte”, apuntó el funcionario de Transmilenio.
Es decir, en la más reciente fase participan el Estado a través de la empresa de la Alcaldía Mayor de Bogotá, Transmilenio; los operadores del transporte y las empresas inmobiliarias que se benefician por la plusvalía que les arroja la construcción de estaciones de transporte. La forma de aportar de las inmobiliarias, es construyendo las terminales y espacios públicos alrededor para que la erogación ya no sea de la ciudad.
Con dos proyectos que se han venido desarrollado en tres fases de construcción, Carlos Acosta apunta que encontraron el esquema adecuado al trabajar mancomunadamente mediante convenios interinstitucionales.
Ahora el Sistema Integrado de Transporte colombiano consta de tres componentes básicos: infraestructura, operación e institucionalidad, donde la prioridad es el transporte público y cada ciudad cuenta con una institución o autoridad pública a cargo de la planeación, gestión y control del sistema.
“Hace 15 años en nuestro país el riesgo de inversión era mucho más alto, las personas no confiaban en las promesas de los políticos. Tuvimos que hacer la conjunción y la comunión de lo que era la institucionalidad para los operadores privados de transporte y lograr por parte del Estado prestar un servicio público de calidad, un servicio digno y accesible para todo el mundo”, agregó el jefe de operaciones de Transmilenio.
El representante de la paraestatal recordó la importancia de definir la institucionalidad con la que debía operar el Sistema Integrado de Transporte, a fin de que tuviera la cobertura necesaria, para que no contara con subsidios y respetará el contenido de la constitución colombiana.
“Teníamos 23 mil pequeños propietarios, 66 empresas de transporte con autorización para operar, el parque automotor de transporte público se había congelado y Bogotá era un caos”, reveló Carlos Acosta, tras subrayar que la primera fase del modelo se terminó de implantar en junio de 2002, con 4 empresas operadoras y 470 vehículos articulados para trabajar 4 zonas de alimentación; mientras tanto el área de planeación ya estaba estructurando como iba a ser la fase 2.
“Hoy, en fase tres, ya tenemos dos proyectos, uno que es el Pedregal en el norte, donde va a terminar supuestamente una de las troncales o pueden terminar conectándose con otras dos troncales mientras construimos la extensión de la séptima. Ahora en diciembre estamos por abrir el proyecto de licitación para la estación central que conecta las troncales de la Calle 26, Carrera Décima” precisó.
Finalmente, Carlos Acosta recordó que Bogotá hace 15 años era un caos, donde desplazarse por la ciudad tomaba mucho tiempo a pesar de las grandes avenidas, “antes te tomaba cuatro horas desplazarte por la ciudad, hoy el recorrido más largo que tenemos es de 1 hora, 45 minutos. Hoy en día las cosas son mucho más fáciles, hay más accesibilidad para todos”.