Migración indocumentada: El infierno del plan Frontera Sur y el Maya-Chortí
Por Ilka Oliva Corado / @ilkaolivacorado
Comienza a salir a flote la burla política a la que muy bien se unió la mediatización oficial en Estados Unidos, México y Centroamérica, me refiero a aquella gran oleada de verano cuando de la nada explotó como bomba, que eran miles de niños, niñas y adolescentes centroamericanos los que viajan solos hacia Estados Unidos.
Y es que algo había bajo de agua porque desde siempre han sido miles los niños que cruzan la frontera sin la compañía de un adulto, ¿entonces por qué anunciarlo como urgencia y alarma nacional? Había algo ahí pero no se dejaba ver con claridad.
No ha pasado un año todavía y ya vemos el resultado de aquellas oratorias de Obama en cadena nacional y de sus reuniones con los presidentes de Guatemala, México, El Salvador y Honduras. De los reportajes exclusivos de las cadenas televisivas en español en Estados Unidos. Todo era parte de un plan que hoy está dejándose ver.
El primer golpe vino en julio del 2014 con la implementación del Plan Frontera Sur, en México, al que pintaron como el que buscaba evitar la trata de personas, los secuestros y las desapariciones de migrantes y darles un trato digno. Hablaron de visas humanitarias y de permisos de traslado. Hablaron de darle un fuerte golpe al narcotráfico.
Todo se quedó en el papel porque lo que hizo México fue recrudecer los asesinatos, criminalizar a los migrantes en tránsito. Con este Plan Frontera Sur que ordenó implementar Obama y que Estados Unidos está financiando, las autoridades mexicanas: policía, agentes de migración y ejército son las principales asesinas de migrantes. Las violaciones sexuales de niñas, adolescentes y mujeres se llevan a cabo en el propio Instituto Nacional de Migración. Son los policías los que asaltan el tren “La Bestia” y ahí mismo violan a cuanta mujer va en los vagones. Ahí mismo los asesinan. ¿Y quién les dice algo? ¿Qué ley los castiga? Ninguna.
Estos mismos después las entregan al crimen organizado para que las destroce en la trata de personas con fines de explotación sexual y en el tráfico de órganos. Son las autoridades mexicanas las que secuestran a los migrantes y piden el rescate a los familiares en Estados Unidos, después los desaparecen.
Lo despreciable de todo es que cuando se denuncian este tipo de fechorías, la impunidad y corrupción no permiten que avancen los procesos y estas mismas terminan atacando a los denunciantes que en la mayoría de casos son defensores de Derechos Humanos asesorando a los migrantes en tránsito. Ir al Ministerio Público y poner una denuncia es atentar contra su propia seguridad.
Los migrantes en tránsito en México son vistos como ladrones y violadores, eso piensa la sociedad civil que es apática al drama humano, eso piensan legisladores que promueven leyes en contra de migrantes. Un ejemplo crudo y doloroso pero real, lo que pasó con los 43 de Ayotzinapa es lo que sucede todos los días en México con los migrantes, son miles de desaparecidos y cientos los cuerpos encontrados en fosas clandestinas, pero como somos invisibles no hay quién diga algo.
El Plan Frontera Sur solo dio luz verde para que el narco-estado mexicano haga lo que se le plazca con los migrantes en tránsito. Esto lo sabe Obama que es el presidente que más ha deportado indocumentados en la historia del país. Y surge la pregunta: ¿es así como él pretende frenar la migración forzada, criminalizando migrantes? Las vidas de las personas en tránsito le importan un comino, por eso la Patrulla Fronteriza hace y deshace con ellas en las fronteras y en los centros de detención. Y aunque se denuncie no hay ley que proteja los Derechos Humanos de un indocumentado en Estados Unidos. Y en México, mucho menos.
Pero Obama no se conformó con las carnicerías que está realizando el narco-estado mexicano y las que hace la Patrulla Fronteriza en el sur de Estados Unidos, ahora pretende erradicar la migración forzada desde la raíz centroamericana, y esto financiando a los gobiernos dictatoriales de Guatemala y Honduras para implementar el plan Maya-Chortí, con el que también se criminaliza a los hermanos centroamericanos en su propia casa. Viene siendo entonces una extensión de lo que es México ahora mismo.
El plan Maya-Chortí tiene el mismo sistema de operación que el plan Frontera Sur, solo que éste abarcará 20 kilómetros del lado guatemalteco y 20 del lado hondureño. También están involucrados: el ejército, la policía, la inteligencia criminal, los ministerios públicos, las aduanas y migración.
Es inmoral e inhumano que estos gobiernos acepten atentar contra sus propios ciudadanos, estigmatizándolos de la misma forma en que lo hace México. Que no nos extrañe que entre Guatemala, El Salvador y Honduras comiencen a aparecer fosas clandestinas y que ahí se encuentren cuerpos de migrantes. Que no nos sorprenda que el tráfico de órganos de migrantes comience desde Centroamérica. Que la trata de personas que pretenden “atacar” sea la fuente de ingresos jugosos para los implicados en el tema justicia y protección de migrantes.
Eran esos planes nefastos los que se avecinaban cuando los gobiernos del país de origen, de tránsito y de llegada, lanzaron la bomba de los niños migrantes que viajan solos. De nuevo un doble juego de Obama y sus labias de orador celestial, no se puede criminalizar a quienes salen huyendo de sus países porque sus gobiernos no les ofrecen oportunidades de desarrollo.
Porque la extrema pobreza, porque la violencia sistematizada e institucional con la que estos mantienen en constante estado de terror a la ciudadanía, para sus exclusivos beneficios de tiranos saqueadores.
La migración centroamericana hacia Estados Unidos es y seguirá siendo forzada. Nadie arriesga su vida así porque sí. Los que nos vamos somos los parias. Si estuviéramos en India con su sistema de castas, diría que los que emigramos sin documentos somos los shudrás: ellos son los miembros de la cuarta y última casta de los peones que trabajan por comida y techo. Los invisibles de todas las causas sociales.
Una vez más Obama demuestra que no tiene la autoridad moral para hablar de Derechos Humanos, cuando deporta miles y aprueba y sufraga la mancilla de migrantes en tránsito en países como México y el triángulo norte de Centroamérica. Seguimos siendo los indocumentados los invisibles y los más golpeamos del drama de la migración forzada. Para otro día el tema de la falacia de la acción ejecutiva de Obama, y la fallida reforma migratoria.