Mi cachucha de Venezuela
Por Ilka Oliva Corado / @ilkaolivacorado
Mi hermana-mamá llegó un día del trabajo con la bulla que me había comprado una gorra de Venezuela en una tienda de segunda mano, le había costado 50 centavos. La gorra todavía tenía la etiqueta de nueva, qué felicidad. Tiene la bandera y además dice Venezuela. La cargo para arriba y para abajo y siempre que la uso más de uno gringo me da el pésame, me ven con aquella cara de tristeza y me dicen que lamentan mucho lo que está sucediendo en Venezuela porque Chávez la arruinó y hoy vive bajo dictadura.
Que pobre gente que se está muriendo de hambre, que mucha violencia, que no hay preservativos (la mara solo en coger anda pensando, como si los preservativos fueran la pena más grande en esta vida) yo los escucho y les veo aquellas expresiones de espanto, como si realmente estuviéramos hablando de una tragedia.
A veces quiero dejarlo pasar y hacer como que no escuché nada pero no puedo, tengo esa espinita ahí que no me permite dejar que hablen mal de Venezuela frente a mí. Lo mismo me sucede cuando hablan de Cuba. Estoy de acuerdo en que los procesos no son perfectos y hay cuestiones criticables, pero la mayoría lo hace por ignorancia, ni siquiera por una postura política bien cimentada, en Estados Unidos la gente no tiene ideología, aquí lo que impera es el consumismo, son marionetas de los medios que tergiversan todo. Y ellos todo lo creen. Les dijeron que Cuba era peligro para el país y lo creyeron, ahora les dijeron que ya no tanto y hasta emocionados están con ir de vacaciones a esa isla. Les cambiaron las cartas, ahora les dijeron que el peligro lo representa Venezuela y ni lo ubican en el mapa (porque ellos creen que México es Latinoamérica) y están seguros que así es porque los medios de su país no mienten, mucho menos el presidente.
Por esa razón siguen creyendo firmemente que las intervenciones estadounidenses en Irak no fueron invasiones sino una guerra que ellos (los iraquíes) provocaron. No se les mencione jamás que Estados Unidos está apoyando a Israel con el genocidio Palestino, porque para ellos Israel es intocable (con eso que aquí hay millones de judíos “pudientes” y si supieran que no tiene nada que ver con religión esa invasión). Y ni qué mencionarles de la United Fruit Company porque ni idea tienen. Y si se les dice que su país ha invadido docenas de países, que ha propiciado guerras y que ha sido el culpable de tantas torturas, genocidios y robos de tierras piensan que les están contando una de vaqueros. Sus soldados no violan niñas, jamás. Ellos son honorables. Con sus soldados no se metan porque entonces sí, los ánimos se caldean y vuelan puñetazos por todos lados. Si se les menciona que Estados Unidos tiene que ver con las migraciones masivas de los latinoamericanos hacia este país piensan que se les dice eso porque su país tiene la arrogancia de hacerse llamar así mismo el más poderoso del mundo, piensan que son sus dólares los que atraen, pero no; la culpable es su política externa y que no saca sus narices de los países para que estos puedan ser democráticos y se liberen de las garras del imperio. Esto ni mencionárselos porque te preguntan cómo se llama la película para irla a ver al cine. Con ellos las injusticias y las tragedias solo suceden en Hollywood. Viven dentro de esa burbuja bien trabajada por el sistema, y si de pronto hay uno que despierta y abre los ojos, ya sabemos lo que le pasa así sea estadounidense. El consumismo es el sedativo perfecto que beneficia a estas mafias del capitalismo mundial.
Entonces cuando me dicen que pobrecita porque mi país (Venezuela por la gorra) está en la calamidad y que hay dictadura, (pero pobrecito sí mi país Guatemala que tiene un gobierno de genocidas apoyado por Estados Unidos) yo les digo que la dictadura está aquí porque tienen vigilados milimétricamente a todos sus ciudadanos. Donde existe una falsa libertad. No hay dictadura más feroz que la del capitalismo que reproduce marionetas con la rapidez de los gusanos de yogurt. Otros ven la gorra como contestaría, lo mismo me sucede cuando cargo mi morralito con la imagen del Che Guevara, les guste o no a los desertores el hombre es un ícono y es reconocido en el mundo entero. A muchos les ofende aunque no tengan idea de quién es, de quién lo mandó a matar, se ofenden porque el sistema les dice lo que te tienen que pensar y cómo actuar. Son como robots.
Aunque de cuando en cuando me encuentro con estadounidenses muy bien informados y es un lujo debatir con ellos, así sean de distinta ideología política. Se aprende mucho aunque las posturas sean distintas. Esos días para mí son de lluvia y torrencial en la sequía ideológica que se vive en este país. Por ejemplo tengo una chumpa de Brasil y siempre que me la pongo la asocian con el fútbol, si me pongo una chumpa de Cuba no la asociarían con los deportes, jamás. Si me pongo una de Argentina la asociarían con Messi es capaz, yo les diría Cristina y los fondos buitre, se quedarían en la luna. Lo personal es político, pero el sistema se encarga de grabarnos el casete.
La semana pasada fui a comprar una caja de cervezas a la licorería, mientras buscaba la marca que me gusta entró un grupo de muchachos entre gringos y latinos, yo cargaba mi gorra de Venezuela y un gringo me dijo en inglés, ¿eres de Venezuela? No pero como si lo fuera, soy guatemalteca. Menos mal porque te iba a decir que lamentaba mucho lo que estaba pasando en tu país, Maduro los está matando de hambre. Yo sí lamento lo que está pasando en mi país Guatemala, el embajador de tu país no saca las narices del gobierno, ¿qué podemos hacer al respecto?, porque Guatemala sí está viviendo bajo una dictadura y Estados Unidos tiene mucho que ver, ¿Venezuela?, brincos diera yo que Guatemala tuviera “la dictadura” que tiene Venezuela. Así comenzó la conversación, el gringo tenía como 40 años y me dijo que daba clases en una universidad del Estado, pero que no tenía idea de lo que yo le hablaba porque no había escuchado nada de eso. Claro no has escuchado porque las patrañas que hace este país no las van a venir a contar aquí, aquí cuentan lo que a ellos les conviene, me extraña que siendo docente universitario no estés informado, debería ser tu obligación moral. Me preguntó en qué trabajaba y le dije que limpiando casas, no me creyó. Me dijo que nunca había escuchado hablar así a una empleada doméstica, le dije que eso es porque no nos ven pero que sí existimos y somos más que dos manos trapeando pisos.
Un mexicano que andaba con ellos me regañó por ser guatemalteca y cargar una gorra de otro país me dijo que yo no era patriota (paso no soy patriota) que cómo se me ocurría cargar una gorra de otro país, que eso era traición. Le dije que con gusto me ponía una gorra mexicana también. Eso sí le agradó. Me dijo que mejor una playera de la selección nacional, le dije que mejor una playera con el número 43. Se quedó en las nubes, como imaginé.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, he conocido venezolanos y guatemaltecos que se llenan la boca diciendo que son revolucionarios, que apoyan a Maduro, que se ponen sus playeras de Venezuela y caminan con orgullo pero que se saborean y se mojan los labios cuando escuchan las noticias de soldados gringos violando niñas en Colombia. Mierda hay en todos lados. Y la mierda que se hace pasar por revolucionaria es la más rastrera de todas. Que no nos quepa la menor duda que tienen violaciones en su haber de inmundicia infestando la lucha revolucionaria de los dignos.
Yo sigo con mi gorra de Venezuela, y de seguro seguiré en esas conversaciones que parecen triviales cuando a más de uno se le ocurra mencionar que pobrecito ese país porque no hay preservativos…