¿Gloria Álvarez, en nombre de la juventud latinoamericana?
Por Ilka Oliva Corado / @ilkaolivacorado
En el programa de Univisión, Al Punto que dirige el periodista derechista Jorge Ramos, presentaron en entrevista a Gloria Álvarez, hasta ahí no sabía nada de ella. La verdad no tengo nada en contra de la muchacha, pero si para eso van a la universidad, de verdad que es un desperdicio de dinero, de intelecto y de tiempo. Pero es mucho pedir cuando a la patoja a leguas se le nota su camisa blanca.
Jorge Ramos la promueve como una importante líder latinoamericana. No hay que olvidar que siente el mismo fervor por la cubana Yoani Sánchez y por Leopoldo López. Jorge Ramos Nisman se apellida cuando se trata de Argentina. Jorge Ramos no come ni duerme porque lo carcome ver la plusvalía de Venezuela. Lógico que en un programa de tintes derechistas le abrieran las puertas de par en par a semejante falta de respeto al intelecto y a la oportunidad de la educación superior. Recibida con honores en Miami, cuna de los cubanos que endiosan el capitalismo y odian Cuba. También de argentinos y venezolanos camisas blancas. No faltarán los Honoris Causa que irán con cheque bajo la toga para que siga despotricando contra la honradez de los justos.
La cipota se cree experta en política y se aferra con amor capitalista al tema populismo, lo desacredita, lo rechaza con todas las fuerzas de quién con odio ve el avance de los gobiernos y de los pueblos comprometidos con la dignidad, la plusvalía y la libertad, es decir; los gobiernos socialistas. Aló Argentina, Cuba, Venezuela, Ecuador, Chile, Uruguay, Bolivia y Brasil.
No causaría sorpresa que las fauces estadounidenses le patrocinen los viajes y la utilicen para lanzar los voraces ataques a las mentes de la juventud desinformada, así como lo hacen con Yoani. Qué más libertad de expresión quieren si Cuba la deja ser, salir y entrar a la isla cuando ella quiere. Ella al contrario le clava puñaladas por la espalda a todo un pueblo honrado y rebelde.
Políticos corruptos dice Gloria Álvarez refiriéndose a los gobiernos socialistas pero calladita la boca al hablar del genocidio que vivió Guatemala. No existe en su vocabulario de experta en política y “justicia” el tema Ríos Montt y de las dictaduras militares que vivieron estos países. En silencio fantasmal al tema Otto Pérez Molina, que es actual. No le exijo mucho, no le pido Memoria Histórica porque carece de ésta. Pero hablemos de lo actual. ¿Acaso ha utilizado ese poder de líder de las juventudes latinoamericanas que dice que tiene y del cual se jacta, para denunciar a nivel internacional la corrupción que se ha descubierto en este momento en el gobierno de Guatemala? ¿Entonces, en qué acción y consecuencia fundamenta sus discursos capitalistas?
Dice que ella está empoderando las juventudes. ¿A qué clase de juventud se refiere? Porque a las rojas, a las revolucionarias no, es decir; a las cabales. ¿Será acaso a las mocedades oligárquicas y clasemedieras que se visten de blanco para ir a manifestar en contra de la democracia?
La muchacha dice que “el populismo ama tanto a los pobres que los multiplica.” Habla que el populismo lo utiliza cualquier ideología pero que empezó con la izquierda. O sea, agárrense que ahí les va un dardo envenenado. Directamente habla del socialismo como mecanismo de manipulación que engaña a través de una falsa democracia. Cuando en realidad el socialismo lo que busca son los mismos derechos para todos. La igualdad. Nada tonta la muchacha dice que le interesaría ser presidenta de Guatemala. Paso. Mi voto no lo tiene.
Dice que el populismo le quita la dignidad a las personas. Creo que aquí el tema es desde dónde ella analiza el tema populismo, por supuesto desde la derecha y lo desacredita.
Gloria Álvarez para nada representa a la juventud latinoamericana, podrá representar a una parte de ella sí, y ya sabemos a cuál, pero eso no le da derecho alguno de andar por la vida (o por el mundo como se jacta) autonombrándose líder y mucho menos “empoderadora” de la misma.
Y por si alguien la conoce por favor dígale que si quiere hablar con alguien que cree firmemente en el populismo socialista, que aquí está una vendedora de mercado y empleada doméstica, de la pura cepa de las masas que el capitalismo ha mancillado, con gusto le explico con manzanas la razón de ser del socialismo latinoamericano, porque soy Sandinista, Peronista, Kirchnerista. Soy Chavista, pro Correa, Maduro, Bachelet, Dilma, Cristina, Evo, Fidel. Soy Allendista. De las mujeres rojas que admiran a Jacobo Árbenz. Soy pro Cuba y pro Revolución Bolivariana. Soy roja, roja, roja. Digo, porque si ella quiere que alguien que es pueblo raso le diga de qué lado masca la iguana. Y para eso no necesito un título universitario. Verdad de Dios que sí, Diría Rigo Tovar.
¿Qué por qué una roja vive en Estados Unidos? Porque los socialistas tenemos el derecho de vivir en cualquier lugar del mundo. ¿Acaso tendría que ser derecho solo de capitalistas?
Para terminar quiero citar a la periodista chilena radicada en Guatemala, Carolina Vásquez Araya que en su columna del 28 de febrero del 2015 habla precisamente del populismo.
“En América Latina y muy especialmente en países cuya historia ha estado marcada por las tiránicas dictaduras impuestas como estrategia geopolítica de Estados Unidos durante la Guerra Fría —que son la mayoría—, ciertos conceptos políticos fueron impresos con un sello demoníaco. En ese saco cayeron las palabras comunista, socialista y últimamente se les ha añadido el populismo como una de esas amenazas terribles capaces de provocar pánico ante su sola mención.
Curioso caso de tergiversación de un término cuyo significado —como algo relativo al pueblo— es esencialmente apolítico y sin connotación negativa alguna. En los meses recientes y muy a propósito de los regímenes de tendencia socialista en Chile, Argentina, Ecuador, Bolivia y Venezuela, la palabra populismo ha adquirido una renovada notoriedad. Se utiliza para descalificar, se le identifica con la demagogia y el engaño, se la usa como sinónimo de fraude.
Sin entrar a juzgar a esos regímenes, creo justo reivindicar el populismo por ser uno de los pocos conceptos capaces de abrazar a esa parte invisible de la población, la que no tiene vela en este entierro ni poder de convocatoria, esa enorme cifra estadística situada al sur de la pobreza, con tendencia a la miseria.
Es bueno ser populista, hablar con esas masas anónimas, comprender sus necesidades y creer posible un mundo mejor en donde se alimenten con regularidad, vayan a la escuela y se integren al mundo que hoy les ha cerrado todos los accesos. Al final de cuentas, ser populista es creer en las personas por encima de aquellas diferencias impuestas por una infinitésima porción de la Humanidad que la discrimina, pero no la representa.”