Un escape por el arte
Por: Priscila Ortega
- La turbulenta situación que asecha la sociedad hoy en día, (entre corrupción, violencia y mal gobierno) es motivo para buscar espacios o actividades que expresen libertad, sensibilidad, o bien que explore más allá del cuerpo y la conexión con la música.
TOLUCA, MÉXICO.- La danza ha sido una famosa expresión, que desde tiempos remotos ha dejado huella en los seres humanos como parte indispensable de rituales, ceremonias, festivales y fiestas.
El movimiento corporal, se desarrolla por medio de una serie de coordinación entre las extremidades del cuerpo, todos desarrollamos día con día una serie de secuencias, pasos y meneos acompañados de ritmo que no por fuerza deben ser considerados como danza; claro que un bailarín opinaría lo contrario, pues “cuando se es bailarín, el baile se lleva y se ve en cualquier lado”.
En México, cuestiones políticas, violencia, inseguridad y distintos factores que inundan a la sociedad de temores día con día, son suficientes para buscar un escape que, aunque no resuelve, ni modifica nada en nuestro país, llena de paz y tranquilidad interna a aquellos que practican danza.
A partir de 1982, la danza es tomada en cuenta para ser festejada un día en particular: 29 de Abril, decretado por el Comité Internacional de la Danza del Instituto Internacional del Teatro como el DIA INTERNACIONAL DE LA DANZA y este día en particular llena de gozo a bailarines de todo el mundo.
Es precisamente así, como la bella danza logra despertar sentimientos distintos, que opacan la mala suerte que vive este país, es un recurso pacifista que abre puertas a la libertad emocional, una celebración a la que no le es suficiente un día para mostrar su grandeza, un escape de aquella sociedad opacada por la opresión.
“Ser bailarín, no solo es inspiración o pasión, sino más bien, es un cúmulo de sentimientos, disciplina y entrega por el arte en movimiento, es hacer que el público aplauda sonriendo, que los sacrificios al practicar se llenen de entera satisfacción y emoción en el escenario, es olvidar, y ser otro por algunos minutos, es alzar la voz con cada paso” dice una bailarina.