Desterrar la violencia simbólica y fomentar el respeto, reto de la sociedad actual: Jorge Olvera
- En el marco del “Día Naranja” invitó a hombres y mujeres a dar un resignificado a sus derechos humanos y lograr la equidad de género.
Toluca, Estado de México.- El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem), Jorge Olvera García, lamentó que en pleno siglo XXI persista la violencia simbólica hacia niñas y mujeres, que no les permite alcanzar un desarrollo pleno, ya que la cultura machista y discriminatoria encierra conductas que han normalizado este tipo de violencia.
En el marco del “Día Naranja” que se conmemora el día 25 de cada mes para poner fin a la violencia contra las mujeres, Olvera García señaló que la violencia simbólica es la base u origen de todos los tipos de violencia y sus manifestaciones son tan sutiles pero tan dañinas como cualquier otra y se enraízan en costumbres, tradiciones y prácticas que aún suelen considerarse normales.
De acuerdo con el sociólogo francés Pierre Bourdieu, la violencia simbólica es aquella en la que no se utiliza la fuerza física, sino que se imponen la autoridad y el poder, es decir, una persona es agredida de manera indirecta; así, el dominador ejerce violencia en contra de los dominados o víctimas.
En ese sentido, el ombudsperson mexiquense exhortó a hombres y mujeres a dar un resignificado a sus derechos humanos para fomentar el respeto y la cultura de género, a fin de terminar con la violencia interiorizada y generalizada que hace creer que el sometimiento del débil –sobre todo de las mujeres-, la discriminación y la marginación, son normales.
También hizo un llamado a los medios de comunicación a no reforzar los estereotipos que hacen que persistan prácticas de violencia simbólica, al etiquetar y estigmatizar a las mujeres, a personas con preferencia sexual diferente o a quienes sufren alguna discapacidad; también pidió no utilizar un lenguaje sexista, machista ni racista.
Indicó la necesidad de terminar con ese tipo de violencia que se presenta en todos los ámbitos de la vida: desde la familia, hasta el espacio educativo, laboral y profesional, que se advierte por comentarios o acciones como negar el valor del trabajo doméstico; hacer distinciones salariales entre profesionistas varones y mujeres; decir chistes homofóbicos o machistas, entre otros.