25 años de “Los buenos muchachos” de Martin Scorsese
Por Elizabeth Piña Hernández
Hablar de Martin Scorsese es hablar de cinefilia, por tanto podemos afirmar que Los buenos muchachos (1990) es un filme plagado de referencias a los grandes clásicos del cine de gangsters desde Al rojo vivo (Walsh, 1949) a El pequeño César (LeRoy, 1931) pasando por Scarface (Hawks, 1932) y El enemigo público (Wellman, 1931) hasta llegar a clásicos contemporáneos como la saga del Padrino de su compañero de generación Francis Ford Coppola o Érase una vez en América (Leone, 1984) películas de las cuales además emplea actores que las protagonizaron como Robert De Niro y Joe Pesci. Y es que el género de gangsters forma parte junto con el Western y el film noir de las grandes mitologías construidas por el cine americano. Esto lo sabía perfectamente Scorsese a la hora de abordar el género por ello quiso realizar innovaciones en el género tales como los apartes de teatro que realiza Henry Hill (Ray Liotta) desde el inicio de la película, esto para ver la historia desde la perspectiva de este personaje que desde muy pequeño creció rodeado de la mafia que dominaba las calles, sin el tono nostálgico de Leone en la ya citada Érase una vez en América, al contrario la dota de gran dinamicidad en la que podemos ver guiños al Enemigo público en la forma en la cual los jóvenes del barrio se corrompen.
Poco a poco Henry se convierte en un gangster apadrinado por el mafioso Paul Cícero (Paul Sorvino) asociado a su vez con Jimmy Conway (Robert De Niro) y Tommy DeVito (Joe Pesci), personaje que idolatra a su madre lo cual recuerda al atípico personaje de Arthur Cody (James Cagney) en Al rojo vivo.
Juntos planean el atraco a Air France el cual es un éxito. Henry a partir de ello comienza una vida de excesos, aunque pronto se casa con Karen (Lorraine Bracco). Tiempo después Tommy asesina a Billy Batts gangster de una importante familia criminal, crimen en el que Jimmy y Harry se ven envueltos razón por la cual deciden ocultarlo ya que produciría un conflicto entre familias. Tommy será asesinado años más tarde en un aparente ascenso a las altas esferas de la mafia en venganza de Billy Bats.
Un fantástico negocio en Pittsburgh provoca la captura de Henry en la que para disminuir su pena se ve obligado a denunciar a todos los mafiosos con los que una vez colaboró.
Henry luego de cumplir su condena vive una vida normal y confiesa en último aparte de teatro que extraña tener un manojo de cocaína a todas horas. El último flashback de Henry se posa en los inicios del cine y nos remite a aquella escena que cerraba El asalto al tren (Porter, 1903) con un Joe Pesci que antes de dar tan grande salto histórico hace escala en Cagney en otra versión de un atraco ferrocarrilero.