Vídeo – 50 años de la Novicia rebelde
Por Elizabeth Piña Hernández
A mediados de los 50 casi todos los grandes estudios de Hollywood habían producido obras maestras en el género musical: Paramount había producido las operetas de Lubitsch y casi todas las películas de Bing Crosby, la Warner revistió al musical de un profundo contenido social al mismo tiempo vanguardista de la mano Busbye Berkeley, la RKO aportó las delirantes coreografías de la pareja de bailarines quizá más famosa de la historia Fred Astaire y Ginger Rogers, y la Metro Goldwyn Mayer con la unidad de Arthur Freed realizó toda una serie de musicales algunos de los cuales están considerados entre las mejores películas de la historia como El Mago de Oz (Fleming, 1939) o Cantando bajo la lluvia (Donen-Kelly, 1952). En cambio la FOX a pesar de que se había acercado al género con figuras como Shirley Temple y Bill Bojangles Robinson no había logrado el éxito entre el público y la crítica de los otros estudios. Oklahoma (Zinnemann, 1955) inició el entusiasmo del estudio por los musicales de Rodgers y Hammerstein, los cuales habían sido un éxito en Broadway.
Siguieron: Carrusel (King, 1956), El Rey y yo (Lang, 1956), Al sur del Pacífico (Logan, 1958) y culminó con La novicia rebelde: un bello canto de amor a la música. El director encargado de llevar ese exitoso musical a la pantalla grande fue Robert Wise un ecléctico director que ya había obtenido éxito con otro musical unos años antes Amor sin barreras (Robbins-Wise, 1960). Wise no era ajeno al mundo infantil que tendría que retratar en La novicia rebelde pues él debutó como director en La venganza de la mujer pantera (1942), película de corte fantástico en la que todo giraba en torno a una niña y su relación con el fantasma de la mujer pantera. Además al igual que en Amor sin barreras los números se rodaron en locaciones reales, razón por la cual el filme mantiene su frescura.
En este filme Julie Andrews hace el papel de María, una jovencita que no se adapta a las reglas del noviciado por esa razón la madre superiora la envía con una familia para que ella decida si debe continuar o no su labor en la vida religiosa. Y es así como llega a la casa del capitán viudo Georg von Trapp (Christopher Plummer), y entabla amistad con sus siete hijos, lo cual en un principio no le entusiasma pero en cuanto los escucha cantar cambia su percepción e incluso abandona a su prometida la baronesa Schroeder (Eleanor Parker) y se casa con María. Sin embargo la anexión de Austria por los nazis convierte a este aparente cuento de hadas en una historia oscura en la familia Trapp tendrá que salir de su amada patria.
Esta película a pesar de que en su época fue tachada de empalagosa hoy es considerada un clásico debido a que Wise supo imprimirle ciertos matices del cine bélico y negro que transforman por completo la segunda parte del filme, y es este contraste el que la convierte en algo más que un divertimento, pues bajo el régimen nazi las coreografías y canciones pierden ese brillo inicial, lo cual y sin embargo son la puerta de escape y esperanza, como cuando todo el público canta a coro Edelweiss con Georg. Frente a este clásico no queda más que decir que: So, Long, Farewell… auf widersehen.