La muerte de Omar Sharif a cincuenta años de Doctor Zhivago
Por Elizabeth Piña Hernández
Hablar de Omar Sharif (1932-2015) es hablar de Doctor Zhivago (Lean, 1965), una de las grandes cumbres del cine épico de todos los tiempos. Sin duda alguna no fue fácil para David Lean escoger al protagonista de la novela de Boris Pasternak, fue una labor semejante a la de David O. Selznick en la búsqueda de Scarlett O’Hara, pues ambos buscaban que el personaje resaltara por encima del actor por eso no querían que fueran encarnados por estrellas consolidadas, eso es muy evidente en la elección de Peter O’Tole en lugar de Marlon Brando en Lawrence de Arabia (1960). Omar Sharif, actor egipcio (con el que Lean trabajó en Lawrence de Arabia) encarnaba perfectamente el personaje, su andar discreto, su mirada sutil y melancólica en claro contraste con esa personalidad heroica de los habitantes del norte de áfrica eran rasgos perfectamente compatibles con la sensibilidad y el temple del poeta Yuri Zhivago.
La película nos cuenta la historia de amor entre el Yuri Zhivago (Omar Sharif) y Lara (Julie Christie), narrada a partir del encuentro (muchos años después de la relación) entre Yevgraf Zhivago y Tonya (hija de Zhivago) a quien le muestra un libro de Zhivago donde aparece la foto de su madre Lara; amor imposible porque Zhivago y Lara están casados, además de que la revolución rusa se convirtió en otro obstáculo, al grado de que cuando ambos están libres de sus respectivas parejas deben separarse de nuevo pues Zhivago escapó de un campamento militar que estaba dedicado a aplacar rebeliones mencheviques. Esta era una película que no estaba en los planes de David Lean, pero fue convencido por el productor Carlo Ponti, además de que Lean quería hacer una película sobre una historia amorosa. Sin duda otro aspecto que la convierte en una película fascinante es la música de Maurice Jarré, de profunda raíz romántica rusa además de que ésta acompaña a uno de los instrumentos rusos más tradicionales: la balalaika.
Pero la balalaika no es solo parte de la música incidental sino que es la forma en la que los muertos se hacen presentes en la vida de los personajes. Zhivago de niño ve a la balalaika como una forma de mantener un vínculo con su madre. Al final Tonya lleva una balalaika, lo cual causa extrañeza en su tío Yevgraf, quien le pregunta por la persona que le ha enseñado a tocar ese instrumento, ella contesta que nadie lo ha hecho; mientras ella se aleja Yevgraf contempla en la balalaika de algún modo a su hermano.